Valeria Villa

Schadenfreude: el placer malicioso frente a la desgracia del otro

LA VIDA DE LAS EMOCIONES

Valeria Villa*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Valeria Villa
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Exhibir a alguien cuya conducta se considera reprobable migró de la plaza del pueblo para convertirse en un fenómeno establecido del Internet. La motivación para avergonzar a alguien en las redes fue objeto de una investigación conjunta entre la School of Public and International Affairs, Princeton University College of Education, Psychology and Social Work, Flinders University Orama y el Institute for Mental Health and Wellbeing, llamada “Doing good or feeling good? Justice concerns predict online shaming via deservingness and Schadenfreude”.

Los investigadores se preguntaron de dónde viene la necesidad de exhibir a quien transgrede las normas morales o los valores de un grupo social. Parece que la gente que lo hace cree que se lo merecen y que es una forma de hacer justicia. El enojo moral es la emoción que domina a las personas que avergüenzan a otros públicamente y que piensan que es justificado, distinto de la furia individual, producto de algo que afecta a nivel personal. El enojo moral aparece frente a un tema que afecta a la comunidad. Pero también es posible que la motivación para exhibir y avergonzar en público sea el placer que produce, en alemán Schadenfreude: el placer malicioso frente a la desgracia del otro.

Esta tendencia a la vergüenza pública aumentó durante la pandemia por Covid del 2020. Nos acostumbramos a ver a los “covidiotas” exhibidos en las redes por no acatar las normas sanitarias. Era normal y justificada la condena pública por violar normas o valores con consecuencias devastadoras para los exhibidos, como ansiedad, depresión y trastorno de estrés postraumático. La exhibición en línea lastima más de lo que creemos. En 2015 una niña de 13 años se suicidó después de que su padre la exhibiera por mandarle una foto a un compañero de clase. El anonimato es otra variable que interviene, ya que es posible decir cualquier cosa sobre alguien sin consecuencias. También el comportamiento de los otros influye. Si exhibir se justifica, se apoya y se promueve, la conducta aumenta.

La investigación de Ronson en 2016 que la indignación moral es el enojo por la transgresión de principios morales o valores. Puede ser un enojo necesario para defender a los marginados y asociado al activismo online pero también se usa como justificación para el acoso en línea. Existen formas extremas de exhibición en línea como divulgar información personal del transgresor como su dirección o nombres de sus familiares. También las amenazas de muerte. La justificación es la misma: la preocupación por la violación de normas morales. Estas conductas son aberraciones que incurren en lo que señalan: la violación de normas morales como el derecho a la privacidad y a la protección de la integridad física.

Jensen en 2012 encontró que la gente está menos motivada por preocupaciones altruistas sobre justicia social y más movida por la gratificación que se deriva del despecho y del sentimiento de placer o satisfacción al ver al perpetrador siendo castigado: Schadenfreude.

En las redes puede observarse una pérdida de la identidad individual que da paso a una social. Ante la denuncia de un acto considerado inmoral, aumenta la susceptibilidad a los pensamientos, sentimientos y acciones de un grupo. Se ha normalizado la exhibición como una conducta digital, atizada por el anonimato. Brady y otros autores (2020) afirman que las expresiones de las emociones morales (indignación, asco, desprecio y vergüenza) tienen más probabilidades de volverse virales en las redes sociales y son efecto de los justicieros cibernéticos. Braithwhite (1989) afirma que estigmatizar mediante la vergüenza busca que el delincuente sea visto como malo y pueda ser expulsado de la comunidad, a diferencia de la vergüenza integrativa que condena el acto como inmoral pero no etiqueta al transgresor como tal. Es distinto decir “este sujeto es repugnante” a decir “lo que hizo esta persona es repugnante”. La segunda forma esta más cerca de la justicia social y la primera del Schadenfreude. La investigación resumida encontró en los tres estudios realizados, que exhibir a las personas en redes proviene de una motivación hedonista y de la convicción de que el agresor merece consecuencias negativas. Los trending topics en Twitter suelen ser casi siempre producto del placer que produce exhibir la conducta de alguien y mucho menos de un activismo digital que busque la justicia social.

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