Tilikum fue una orca macho que pasó la mayor parte de su vida en cautiverio y cuya historia expuso las consecuencias del encierro de animales marinos en parques temáticos.
Fue capturado en 1983 frente a las costas de Islandia cuando tenía apenas dos años, Tilikum se convirtió con el tiempo en una figura emblemática dentro del debate global sobre el bienestar animal.
Tras su captura, fue llevado inicialmente al Zoológico Marino de Hafnarfjördur, donde vivió en condiciones limitadas. En 1984 fue trasladado al parque marino Sealand of the Pacific en Vancouver, donde compartió espacio con otras dos orcas más agresivas: Haida II y Nootka IV. Tilikum fue constantemente intimidado y agredido, al punto de necesitar ser aislado en una piscina médica para proteger su integridad.

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Posteriormente, fue transferido a SeaWorld Orlando, donde fue entrenado para participar en espectáculos acuáticos. A pesar de convertirse en una de las orcas más reconocidas del parque, su vida en cautiverio fue profundamente polémica y trágica.
Víctimas de la orca Tilikum
Tilikum estuvo involucrado en tres muertes humanas. La primera ocurrió en 1991, cuando la entrenadora Keltie Byrne murió ahogada tras ser arrastrada por la orca en Sealand. Años más tarde, en 1999, Daniel P. Dukes, un visitante que ingresó ilegalmente a la piscina de SeaWorld, fue hallado sin vida sobre el lomo del animal. La causa oficial fue ahogamiento.
La tercera y más conocida tragedia ocurrió en 2010, cuando Dawn Brancheau, una experimentada entrenadora y figura pública de SeaWorld, perdió la vida durante una presentación. Tilikum la sujetó y no la soltó, causando su muerte por ahogamiento y traumatismo. El hecho fue presenciado por visitantes del parque y generó una ola de indignación internacional.
En 2013, la cadena CNN estrenó el documental Blackfish, que puso el foco en el historial de Tilikum y, más ampliamente, en las condiciones de vida de las orcas en parques acuáticos. La producción cuestionó duramente a SeaWorld, mostrando cómo el encierro afecta el comportamiento natural de estos mamíferos y puede convertirlos en seres impredecibles y peligrosos, incluso para sus propios cuidadores.
Blackfish fue un punto de inflexión. No solo impulsó campañas por el cierre de shows con orcas, sino que también provocó un declive en la reputación y asistencia a los parques temáticos marinos en EU
Tilikum falleció en enero de 2017, tras más de 30 años en cautiverio. Aunque vivió en un ambiente muy alejado de su hábitat natural, su historia no pasó desapercibida. Se convirtió en un símbolo de la lucha por los derechos de los animales marinos y en una figura clave para cuestionar la ética de los espectáculos con fauna silvestre.
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