El Cultural No. 364

Álvaro Enrigue explora el lapso quizá, más oscuro de la crónica de Tenochtitlan: los 50 años que siguieron al histórico 13 de agosto de 1521. El autor de Decencia muestra nuevas referencias del desplome del imperio del último Tlatoani: “Y es que Tenochtitlan en realidad nunca cayó ni se fue a ningún lado. Su nombre fue absorbido por el del barrio con traza cuadriculada que fundó Hernán Cortés en el sitio donde estaba la cabeza de la Triple Alianza, pero esa fundación dejó imperturbados, por lo menos por 350 años, los calpollis de los tenochcas”. / Raúl Casamadrid en La onda: una memoria personal, rememora a los protagonistas del más importante rompimiento de la literatura mexicana del siglo XX, ruptura que Margo Glantz llamó: “escritura de la onda”. Se completa el dosier con el collage de minificciones: Estampas de zoología marina, de Abraham Truxillo. Y más...

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