Entre pinturas de distintos formatos que hay en su estudio en el sur de la Ciudad de México, el artista Arturo Estrada (30 de julio 1925, Michoacán) recibe a La Razón días antes de su cumpleaños número 100, que hoy celebra con la inauguración de la exposición El artista de la luz y el color en el Centro Cultural Clavijero, en Morelia, Michoacán, y con la publicación de sus Memorias relatadas a Rodrigo Ortega Acoltzi. Se encuentra entre sus obras una pintura que impresionó tanto a Marcel Duchamp, quien se la compró: un bodegón de gran formato de colores vibrantes en el que hay una charola con gajos geométricos de sandía, algo tan común en nuestro país, pero que al creador famoso por sus readymades le pareció muy “surrealista”.

Arturo Estrada, sentado en su estudio frente a ese fino bodegón, se remonta al pasado, al año 1957, cuando Marcel Duchamp visitó su estudio que antes estaba en la colonia Tabacalera, pues quedó impresionado por algunas obras que había visto de Estrada en una exposición. “Duchamp vino a México y le interesaba el arte latinoamericano, pasó por aquí, vino a mi estudio. Le sorprendía que se vendiera fruta en un petate”, recuerda sobre ese cuadro con el que después la Fundación Copley lo seleccionó para otorgarle una beca, gracias a que el artista francés lo metió a un concurso.
- El Dato: Estrada nació el 30 de julio de 1925 en Panindícuaro, Michoacán. Cuando era niño comenzó su aprendizaje en el taller de arte de Miguel Moreno.

En la obra de Arturo Estrada está presente la vida cotidiana y lo que observa, pues se nutre de la vida misma y lo sigue haciendo hasta ahora, aunque reconoce que no ha pintado últimamente; con sus 100 años es humilde y comenta: “He flojeado mucho últimamente, pero desde chico he andado rayando cuadernos. El deseo de pintar ya viene de familia, de herencia”. Sobre qué lo inspira para crear alguna obra, explica que siempre ha apostado por el realismo: “El tema para pintar está en la vida misma, en la mañana, en la tarde y noche, a toda hora”.

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El pintor, quien pertenece al grupo Los Fridos, porque junto con Fanny Rabel, Arturo García Bustos y Guillermo Monroy fue alumno de Frida Kahlo, está lleno de recuerdos y anécdotas que forman parte de la historia del arte del país, desde sus clases con la artista en la Casa Azul, donde dice que desarrolló un talento que traía desde su infancia, hasta cuando, junto con otros estudiantes de la creadora, pintó la pulquería La Rosita.

“En ese tiempo el muralismo era lo más famoso; como maestra, ella convenció al dueño para que decoráramos la pulquería; era costumbre decorar las pulquerías. Yo era el dirigente, andaba con mis compañeros, les decía qué quieren pintar, paisaje o figura. El tema entre todos se hizo. Siempre en mi trabajo ha estado presente la colaboración, creo que es importante”, cuenta.
- El Tip: creó murales para el Museo de Arte Moderno en varias casas de la Ciudad de México, en Oaxaca, Nuevo Laredo y SLP.

Arturo Estrada señala que no le ha importado que lo identifiquen como parte de Los Fridos y que con Frida Kahlo pudo desarrollar su arte y aprendió a usar los colores, elemento que es clave en su trabajo creativo.
“Me expresé con aliento de ella. Frida no decía ‘sigue este camino’, era una libertad absoluta, hacer lo que quería por medio del color y del dibujo”, comparte sobre aquellos años en los que junto con otros estudiantes iba a la Casa Azul para tomar clases con la artista, pues ella ya no pudo impartirlas en La Esmeralda por complicaciones de salud.

El Güero Estrada, como suelen llamarle también, aprendió en La Esmeralda con los excelsos maestros de la pintura y del muralismo, aunque también dice con orgullo: “Desde que soy Estrada pinto grandes composiciones; yo ya lo traía, nada más tuve la oportunidad de desarrollarme en la escuela”.
De José Clemente Orozco, a quien le ayudó a hacer un mural, comparte que fue un orgullo trabajar con él.

“Era un honor servir a un maestro. Me interesaba su trabajo, nunca pensé imitarlo, pero quería hacer lo que él hizo, espero que sea mejor”, comenta con una sonrisa.
Mientras que de Raúl Anguiano recuerda cómo lo corregía y le hacía ver la importancia de la línea, los trazos y el claroscuro en las pinturas. Esa técnica que se ve reflejada en su trabajo creativo.
También convivió con el muralista Diego Rivera y cuenta divertido una anécdota cuando, junto con otros jóvenes, le ayudaban al artista a pintar el escudo de la Universidad Nacional Autónoma de México en Ciudad Universitaria.

“Estábamos trabajando, los presidentes se interesaban por la pintura, fue de visita Miguel Alemán, un muchacho, El Yuco, quien era de Yucatán, dijo: ‘Maestro, póngase a trabajar que ahí viene el presidente’, y Diego Rivera dijo al micrófono:
‘¡que chingue a su madre el presidente!’”, cuenta entre risas al recordar ese momento. Casualmente, después de terminar el escudo ya no hubo presupuesto gubernamental, también recuerda.

Si bien aprendió con los grandes maestros de la pintura mexicana, Arturo Estrada reconoce que desde su infancia la pintura lo atrajo y cuando fue desarrollándose en este arte apostó por lo que le interesó plasmar, nunca siguió ninguna moda, por eso dice de manera contundente y tajante: “Nací pintor y hago lo que quiero”.
“No es fácil que uno permanezca tanto tiempo. Soy figurativo, no hay nada de abstracto, puro realismo”, agrega entre los cuadros que hay en su estudio, en los que hay una mujer con el torso descubierto amamantando a su hijo, autorretratos, una mujer desnuda, fruta o campesinos.

HOMENAJE DESDE MICHOACÁN. Aunque el año pasado, cuando fue galardonado con la Medalla Bellas Artes, la familia de Arturo Estrada ofreció la vasta obra del pintor para realizar una magna exposición en el Palacio de Bellas Artes para conmemorar los 100 años del artista, su sobrino José Antonio Estrada Ortiz dice que el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), en ese entonces dirigido por Lucina Jiménez, no mostró interés, pero en Michoacán, su tierra natal, le preparan un homenaje nacional digno de la trayectoria del artista.
“Nosotros solicitamos una exposición, pero vimos que no hubo ninguna respuesta y le hablaron de Morelia, de la Secretaría de Cultura local, porque le querían hacer una exhibición. Les dijimos que sí al ver que no hubo ninguna respuesta de Bellas Artes. Cuando autoridades de Michoacán fueron a Bellas Artes a decir que se le iba a hacer un homenaje nacional, inmediatamente mandaron al Salón de la Plástica Mexicana como un emergente para hacer la exposición”, cuenta a este diario José Antonio Estrada Ortiz.

Será hoy cuando la exhibición Arturo Estrada. Cien años de vida. El artista de la luz y el color se inaugure en las salas 1 y 2 del Centro Cultural Clavijero, con la presencia del creador, quien está emocionado por esta muestra que reúne 149 cuadros y que estará abierta al público hasta febrero de 2026. Hay óleos, acuarelas, dibujos, bocetos, estampas, fotografías históricas y reproducciones murales. Se añadieron más piezas a las que se expusieron en el Salón de la Plástica Mexicana hasta mediados de julio.
Su familia espera que haya interés del INBAL para poderle organizar una exposición en el Palacio de Bellas Artes con motivo de su centenario, pues la obra de Arturo Estrada es tan vasta que merece una gran retrospectiva. Por lo pronto, celebra que, en Michoacán, su estado natal, le hayan organizado este importante tributo. Además, festejan que la editorial Talamontes Editores haya publicado el libro Memorias de Arturo Estrada, relatadas a Rodrigo Ortega Acoltzi, quien comenzó este proyecto en la pandemia y durante un año le hizo entrevistas telefónicas al pintor y en 2021 hizo visitas a su estudio para continuar recabando historias de la vida del artista. Cien horas de charlas en las que están su infancia en su natal Panindícuaro, Michoacán, hasta la invitación que recibió para decorar la estación Centro Médico, correspondiente a las líneas 3 y 9. No descartan un próximo volumen que integre las obras del pintor.
“Se plasman todas sus vivencias con diferentes pintores, sus maestros, en La Esmeralda. Esperamos poder trabajar en un segundo libro de su pintura para hablar de su obra”, dice su sobrino.
También entre los pendientes que tiene la familia está trabajar en un catálogo razonado de la obra de Arturo Estrada.
“No hay un catálogo razonado, apenas lo estamos haciendo; llevamos aproximadamente como 250 pinturas, pero entre acuarelas, dibujos, litografías, llevamos 500 ahorita, pero no terminamos, es mucho. Es difícil, porque hay pintura, litografía, grabado, dibujo”, comenta sobre la obra de Arturo Estrada, que bien podría ser una gran fuente de estudio para expertos en historia del arte.
Por ahora disfrutan del momento, de los 100 años de vida de Arturo Estrada, quien al finalizar la entrevista dice: “Tengo cien años, muchachos, espero tener más”.

