La compositora, cantante y escritora Amanda Lalena Escalante (Tampico, 1979) —mejor conocida como Amandititita— publica Un día contaré esta historia (Grijalbo, 2025): autobiografía/memorias donde enfrenta sus más aterradoras huellas para resucitar en integridad desde una mirada compasiva al pasado en la búsqueda de los índices de la autenticidad de su ser. Camino por la infancia marcada por la ausencia del padre —el rockero Rockdrigo González, quien pierde la vida en el terremoto de la Ciudad de México en 1985, cuando ella tenía seis años—, una compleja relación con la madre y carencias emocionales; adolescencia, en la exploración de la espiritualidad; y juventud, en las primeras incursiones en la escritura y la música.
Libro introspectivo que indaga en las consecuencias de haber enfrentado aciagos episodios de vida (alcoholismo de la madre, padre muerto, conflictos familiares, traiciones, violencia, desamparo, extravíos espirituales, amores falaces, adicciones...) desde el vislumbre de una mujer que ha aprendido a mirar su pasado con amor y aceptación en los retumbos de una escritura reflexiva de valiente y honesta dilucidación: conjuro para sanar y, asimismo, autodescubrirse en plenitud total.
“Aquí lo cuento todo, desde aquella vez que descubrí una novela de García Márquez, La Hojarasca, y me hice adicta a los libros hasta las lecturas de Herman Hesse, Anaïs Nin, T. S. Eliot, Robert Walser, Julio Cortázar, José Agustín, Aldous Huxley, William Faulkner, Dostoyevski, Rilke, Fernando Pessoa, Milan Kundera, Carson McCullers, William Shakespeare, John Fante, Mario Bellatin y Guillermo Fadanelli, mi maestro. Vivía en la penumbra, cuidando a mi madre y a mi hermanito que era un bebé. Intento en estas páginas redimirme después de criar gatos, dibujar, involucrarme en noviazgos fatales, tener pensamientos suicidas y escribir algunas letras salvadoras. Yo sabía que un día contaría esta historia”, dijo a La Razón Amandititita.
¿Ejercicio de purificación espiritual? Escribir ha sido mi manera de descubrirme. Pasaron muchos años hasta que me atreví a rememorar estos incidentes y aquí entrego esta conjuración íntima, estas memorias de momentos conmovedores y, asimismo, dolorosos.
¿Una Amandititita arropada por la espiritualidad y el perdón? Expongo mi infancia marcada por la muerte de mi padre, la compleja convivencia con mi madre alcohólica, dificultades económicas, pasos por habitaciones de hoteles lúgubres, mendicidad, trastornos emocionales y violencia. Mi incursión en la escritura, la literatura y la música fue un paso trascendente para mi sanación espiritual.
¿Capítulos breves y directos narrados en primera persona y complementados con poemas y apuntes de un diario? Hay un ejercicio introspectivo desde la primera persona narrativa que devela rupturas emocionales. Enfrentamientos con mi padrastro cuando era adolescente en la etapa más terrible y desesperante de mi vida. Sustento esos pasajes con breves poemas y notas de mi diario.
¿La letra del vallenato “Los caminos de la vida” se entreteje con episodios aterradores de la historia? Ese tema colombiano muy de moda en los años 90 me reveló muchas cosas, marcó mi madurez y se convirtió en un amuleto. En el pesero sonaba y yo recordaba el infierno que compartí con mi madre. Este libro le debe mucho a esa pieza musical y también, a las cumbias que me dibujaban una sonrisa cuando las escuchaba.
¿Qué significó para usted conocer al escritor Guillermo Fadanelli? Lo admiro, es como un padre amoroso que me apoyó y creyó en mí desde el primer momento.
