—La palabra ‘hogar’ ¿le dice algo?
—Oh, sí.
—Cuando piensa en el hogar, ¿en qué lugar piensa?
—Eso es un problema. Eso es un problema porque cuando era niño me cambiaron mucho de lugar. Me gustaría tener ‘un hogar’. Pero no lo tengo.
—¿No tiene un Rosebud?
—No…
—¿Cree que hay algo en la película que venga de eso? Quiero decir ¿hay algo que venga de una experiencia personal?
—No. Me avergüenza lo de Rosebud, creo que es un mecanismo más bien ordinario, por lo menos en Kane.
Y no, no creo que se sostenga…
—Pero, debe haber algo dentro de uno mismo que se sienta como el hogar. Y usted debe tenerlo también, ¿dónde está?
—Gran pregunta, ¿sabe? Pero, mientras pienso aquí sentado todos los espectadores se aburrirían. Me tomaría muchísimo tiempo. Podría tomarme cuarenta años. En serio. Supongo que está en Woodstock, Illinois, si es que está en algún lado. Fui a la escuela ahí durante cuatro años y si trato de pensar en el hogar, debe ser ahí. Lo que tampoco es justo. Un lugar donde fuiste a la escuela…
—Así que no tiene sentido de hogar.
—No, no. De muchos hogares.
—Alguna vez usted dijo algo que yo consideré muy interesante e inspirador acerca de Roma, Nueva York, Londres y París, ¿se acuerda?
—No.
—Usted dijo… no lo recuerdo textual, pero usted pensaba en Roma como una amante, Nueva York como un lugar al que regresar, Londres como un lugar al que volver era irresistible… y olvidé lo de París. ¿Esto no le dice nada?
—Bueno, seguro lo dije pero no, no me acuerdo .
—¿Le gustaría ser el tipo de artista que son ellos (los actores)?
—No, no, no, para nada. Porque, en principio, no me considero un profesional, en ningún sentido, básicamente soy un aventurero. Y aquellos que son real y profundamente serios y profesionales a costa de cualquier otro principio en la vida, acaso sean ellos los que hacen la mayor contribución al arte. A mí, por supuesto, no me gustaría ser uno de ellos.
—¿Usted cree en el principio de contribuir?
—Sí.
—¿Y no cree usted que dividiendo así su trabajo está disipando su contribución?
—Podría ser.
—¿Cree que eso sea malo?
—No. Para mí no, tal vez para el arte. Pero como no le confiero al arte una importancia capital… ya contesté su pregunta.
—Esta es una especie de pregunta impertinente. Quería preguntarle si alguna vez contrató a un amigo en lugar
de la persona adecuada para el papel.
—Frecuentemente.
—¿Se arrepintió?
—Frecuentemente.
—¿Volvería a hacerlo?
—Sí… porque no considero el arte como lo más importante.
Entrevista a Orson Welles por Allen King para The Paris Review of Books, 1960.


