Infantil introspección

Hurry Up Tomorrow: más allá de los reflectores o los rockstars también lloran

Hurry Up Tomorrow, del director Trey Edward Shults, protagonizada por The Weeknd, incluye a Barry Keoghan y Jenna Ortega

Hurry Up Tomorrow.
Hurry Up Tomorrow. Foto: pitchfork.com

No se puede negar que en Hurry Up Tomorrow, el director Trey Edward Shults —Viene de Noche (2017)— entrega un interesante el paralelismo videoclipero inicial entre la euforia de los conciertos y el clímax emocional de un rompimiento, e incluso llegan a ser seductoras las visiones llenas de reflejos espectrales escurriéndose entre la oscuridad que abraza los trasbambalinas dando paso primero al show, luego al sopor de la fiesta llena de excesos, y después a la resaca que llevará a la escapada y encuentro entre el músico Abel “The Weeknd” Tesfaye, quien aquí interpreta una versión ficticia de sí mismo, y una chica desconocida, el cual abrirá las puertas para hacer un recorrido por los laberintos mentales del protagonista y mirar dentro de sus fracturas emocionales.

Por desgracia los atributos arriba mencionados sólo son parte de una infantil introspección tan obvia como condescendiente en su enfoque y ejecución, guardándose una secuencia con tintes de terror que poco o nada aporta al lloriqueo de un “pobre ídolo” que sufre por tratar mal a sus parejas y además lo presionan para cumplir con sus presentaciones, las cuales, por cierto, son las que pagan sus lujos.

Si bien hay canciones que en complicidad con las estilizadas secuencias logran cierto desarrollo de la trama, la innecesaria y supuestamente “reveladora” explicación de las mismas —con baile incluido— previo al momento cumbre del conflicto, y que solo redunda en lo que fácilmente se puede deducir de ellas, bordea en el humor involuntario, y que decir del dramatismo barato de la autoconfesión “cantada” ya de por sí bastante predecible.

TE RECOMENDAMOS:

Podemos decir pues que Hurry Up Tomorrow —cuyo agregado al título es Más allá de los reflectores—, película basada en el sexto álbum de estudio del popular artista canadiense en cuestión, se concentra en muy poco tomando en cuenta todo lo que pretende, terminando por caer en el cliché del rockstar en crisis, pero además rogando de manera tan abierta que se le tenga lástima al personaje, que termina por frivolizar la escasa profundidad de su planteamiento, buscando con tibieza y sin éxito generar algo de suspenso.

Como de costumbre, no hay nada que reprocharle a Barry Keoghan —Los espíritus de la isla (2022), Bird (2024)— aportando su visceralidad interpretativa, ni a Jenna Ortega —X (2022), Beetlejuice Beetlejuice (2024)— con su carisma y convicción, y mucho menos al soundtrack que al menos asegura el disfrute de los fans más acérrimos.

cehr

Temas:
TE RECOMENDAMOS: