Este híbrido de ficción y documental ubicado en la Argentina con sus quinielas clandestinas de barrio, sorprende dando sentido al formato de los videos caseros reales dentro de un drama con tintes de thriller sobre una infidelidad, y que gracias a tal artilugio envuelve y transpira autenticidad.
Es así que haciéndole honor a su título refiriendo a la costumbre de aquello que la novia debe llevar consigo a la hora de celebrar su boda, el director toma “algo viejo”, el material de archivo de los padres de su vecina de la infancia; para generar “algo nuevo”, la inesperada trama con un asesinato incluido, sobre el afán de la protagonista por saber si su padre tenía una supuesta segunda mujer y un hijo no reconocido; y “algo prestado”, la licencia poética que se permite para jugar con las elucubraciones respecto a los vínculos de la familia en cuestión, y hacerlas funcionales dentro una relato que bordea el testimonio social recuperando las visiones del Buenos Aires de los 80s.
Para ello la clave está en cómo con un total conocimiento de los mecanismos del contexto en el que decide ubicar a la chica y su madre, ambas dedicadas a las apuestas ilegales, de a poco hace que entre lucidos y siempre calculados juegos espaciales el material capturado con cámaras domésticas, y cuya naturaleza análoga otorgada por el VHS alimenta lo orgánico de las atmósferas sacando provecho de la evidente conciencia de puesta en escena que poseían quienes las realizaron -se dedicaban a la grabación de eventos-, pase de ser un sentido y a veces agridulce recuerdo, a detonar la intriga que se intensifica conjugándose con las imágenes de los dispositivos de vigilancia utilizadas en la casa donde se lleva a cabo todo el negocio.
Algo viejo, algo nuevo y algo prestado de Hernán Roselli -Casa del teatro (2018), Lockdown Diaries (2022)-, quizás no sea precisamente novedosa en lo que cuenta, pero si lo es en el efectivo mecanismo que utiliza para ello, además de que ofrece una mirada sin condescendencia a un universo suburbano pocas veces visitado. Fue ganadora del premio a la mejor película en el Festival Internacional de Cine de Guijón, y es de los títulos reunidos en el programa del tradicional Foro de la Cineteca, ya en curso en sus dos sedes, tanto la de Xoco, como la del Centro Nacional de las Artes que se ha convertido en un refrescante escenario para el cinéfilo empedernido y el amante de las obras de culto.

