El total conocimiento de causa a la hora de retomar el formato de los melodramas televisivos latinoamericanos, de aludir a la época más estridente del cine Almodovariano, y hacer valer un cariño profundo por la cultura popular ecuatoriana, aunado a la minuciosa manufactura cargada de humanidad que distingue a los estudios mexicanos de animación Cinema Fantasma —responsables de la siniestramente cautivadora serie Sustos Ocultos de Frankelda—, hace que Mujeres con Hombreras, además de ser un llamativo producto de stop motion para adultos, se convierta en una insólita e inteligente exposición de nocivas posturas y tendencias sociales.
Así entonces, en este universo de pasiones y vicios desbordados, los estereotipos y los lugares comunes están a la orden del día, pero adquieren un nuevo significado lleno de sorna al estar al servicio de una oscura y truculenta trama que se atreve a mirar a ambos lados de la manipulación mediática entre talk shows, noticieros y espectáculos.
Al mismo tiempo, sigue el enfrentamiento entre una millonaria española y supuesta impulsora del rescate de los roedores conocidos como cuyos, mismos que en sus diferentes variantes —incluyendo la gigante—, sirven de comida o son martirizados en una insólita versión de las corridas de toros; y la dueña de un exitoso restaurante donde se cocina y consume a dichos animalitos.

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Por supuesto en esta historia que le da el total protagonismo a las mujeres asumiendo uno de los rasgos distintivos de las telenovelas para aprovechar y apuntarse en la necesaria búsqueda de equidad de género dentro del entretenimiento, los romances prohibidos y los encuentros sexuales furtivos están a la orden del día y enganchan al espectador con cada nuevo episodio.
Pero también éstos sirven para dejar en evidencia el cinismo con el que el discurso de protección animal —el cual ejemplifica a cualquier otro de naturaleza progresista— es convertido en un negocio, lo mismo que el profundo resentimiento que lleva al extremo las viejas posturas, e incluso la ridícula romantizacion con la que se busca justificar una práctica de tortura como la taurina.

Los diseños de las marionetas y los escenarios plagados de texturas y colores exagerados, salpicados de objetos decorativos discordantes, hacen de cada pasaje una insólita y enrarecida experiencia, tan familiar como aguda y divertida en su sátira que acierta al tomarse muy en serio.
Mujeres con Hombreras es dirigida por su creador, Gonzalo Córdoba, en colaboración con Fernanda G. Manzur —Soy Frankelda (2025)— y la debutante Mireya Mendoza. La serie consta de ocho episodios de no más de 13 minutos de duración, y se estrenan semanalmente en la plataforma de HBO Max.

