El diseñador Fernando Ortiz comparte el simbolismo detrás del atuendo con el que ayer la mexicana Fátima Bosch deslumbró en la pasarela, revelando detalles del proceso de confección.
Desde su taller en San Luis Potosí hasta la pasarela internacional en Tailandia, Fernando Ortiz, diseñador huasteco y creador del traje típico de Fátima Bosch en Miss Universo 2025, ha tejido no sólo un traje, sino historia, identidad y espiritualidad en una pieza que trasciende la moda internacional.
Ortiz bautizó su obra como Xochiquétzal —«flor preciosa en agua» o «flor de plumas preciosas»— en honor a la diosa mexica de la belleza, la fertilidad, las flores y los artesanos. En palabras del diseñador para La Razón, afirmó que la idea “es compaginar esa parte de la espiritualidad mexicana con una diosa que representa todo lo bello”.
- El Dato: Algunos materiales utilizados son atípicos en costura, pero eran necesarios para dar el efecto que el diseñador quería proyectar.
“El traje está cargado de simbolismo. Incorporé colibríes, los cuales evocan a los guerreros mexicas caídos, transformados en mensajeros al volver como aves llenas de poder y renacimiento. Son mensajeros… los guerreros que murieron en batalla regresan como colibríes”, señaló el diseñador. “También incluí el símbolo del Olín, asociado con el movimiento y el renacimiento, para reforzar esa idea de transformación”.
En la parte trasera del traje, Ortiz añadió una sección del calendario azteca, un guiño directo a la herencia cultural prehispánica.
“La confección de Xochiquétzal fue meticulosa y exigió aproximadamente siete meses de trabajo artesanal. Incluye varias piezas: penacho de plumas, un top con hombreras, falda y espinilleras, en tonos rojo, verde y azul, y cada elemento está bordado a mano, en su mayoría por mí, con pedrería brillante y plumas que captan perfectamente la luz del escenario”, resaltó.
- 8 meses de elaboración llevó el traje que pesa 7 kilos
Ortiz además ha admitido que sólo se ha revelado alrededor del 60 por cineto del traje, pues guarda una parte sorpresa para la gran final del esperado certamen de belleza, que se transmite hoy en México, debido a la diferencia de horario con Bangkok.
A pesar de su complejidad, el artista diseñó el traje pensando en la comodidad de Fátima. Le dio estructura, sí, pero con materiales que permitieran movilidad para que ella pudiera desfilar con gracia sin sentirse limitada.
Pero este proyecto no sólo habla de técnica: también está impregnado de emoción. Ortiz compartió un momento muy íntimo vivido con Fátima durante un ensayo: “Me tomó de las manos y me dijo: ‘ten mucha fe… eres muy grande, tu trabajo es hermoso… vas a brillar’”. Esa conexión personal, dijo, lo llenó de fuerza y entusiasmo.
El diseñador, originario de Tampacán (San Luis Potosí), ha forjado su carrera a base de disciplina y pasión por la moda. “Desde niño jugaba con telas y cartón, imaginando combinaciones y figuras, hasta que decidí dedicarme profesionalmente al diseño”, comentó. Su trayecto le ha permitido dominar desde técnicas de costura hasta bordado artesanal. El creador ve en este traje una oportunidad para poner a México en los ojos de todo el mundo y para que la moda mexicana recupere sus raíces más profundas.
Sobre sus expectativas en el concurso, expresó:”Confío en que Xochiquétzal será uno de los mejores trajes de la competencia. Pero para él, el premio real está en la experiencia: en estar en Tailandia, rodeado de trajes de todo el mundo, aprendiendo de otras culturas, absorbiendo ideas y simbolismos que son parte de la moda internacional.
Con Xochiquétzal, Ortiz no sólo viste a una reina de belleza, sino que crea un puente entre el pasado ancestral y el presente. A través de cada pluma, cada colibrí, cada brillo, envía un mensaje
de renovación, resiliencia y orgullo mexicano, el cual está bien representado por la representante Fátima Bosch.
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