El trabajo de más de 350 maestras artesanas yucatecas quedó registrado en el volumen “El bordado Maya de Yucatán. Patrimonio vivo”, considerado único en su tipo en México.
El libro, presentado este viernes en el marco del Encuentro de Arte Textil Mexicano, en el Complejo Cultural Los Pinos, cuenta con el impulso de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), Fundación Banorte, la Secretaría de Cultura federal y el Gobierno de Yucatán.
Patricia Martín, secretaria de Cultura y las Artes de Yucatán, señaló que esta edición sintetiza los esfuerzos del trabajo comunitario de las maestras bordadoras de la región maya.
“Más que una edición de gran formato es un documento de primera calidad que reúne la sensibilidad e historia de más de 300 bordadoras yucatecas que participan en el rescate patrimonial y en el intercambio de saberes”.
La funcionaria estatal destacó que, a partir de este proyecto, se creó el Consejo Estatal de Bordadoras y se consolidó un modelo de organización para visibilizar el patrimonio comunitario.
“Hablar del bordado de Yucatán es hablar de autonomía y libertad económica para las bordadoras mayas, fuente de vida digna, sin necesidad de dejar sus comunidades. El libro es testimonio de resistencia, fuerza colectiva y tradición”, destacó.
Patricia Martín subrayó la importancia de ver a los bordados yucatecos no sólo como artesanías, sino como un lenguaje que ha sobrevivido por siglos.
“El bordado Maya de Yucatán. Patrimonio vivo”, dijo, es también un manual de salvagiardia del patrimonio cultural, “un hito para Yucatán, referente nacional y modelo de preservación”.
Carlos Tejada, oficial nacional de Cultura por la Unesco, aportó en la presentación que el libro referido refleja también la transmisión del conocimiento de los bordados hacia nuevas generaciones, a través de un modelo que requirió la elaboración de una currículo y método formal de enseñanza.
“Antes de este proceso, las bordadoras bordaban porque es lo que aprendieron y porque es una forma de hacer economía, pero a partir de este proceso ellas mismas se dieron cuenta de la profundidad y del valor alrededor del bordado”, dijo.
El representante de Naciones Unidas reconoció que este trabajo hace un esfuerzo único por reunir la tradición del bordado maya que ha estado dispersa por siglos. “El libro reúne ese universo en un solo tomo. Y lo que se dice es eco del testimonio de las bordadoras”, agregó.
En este sentido, destacó que el trabajo editorial también implicó la colaboración de 23 gobiernos municipales y acompañó una reforma a la Constitución de Yucatán para que toda la administración genere políticas públicas para fortalecer la actividad de las bordadoras.
Algo que tiene el libro, consideró, es que menciona a todas las bordadoras, sus nombres. “Han sido ellas quienes han explicado los sentidos culturales de su práctica y cuáles son las áreas que se tienen que atender”.
Blanca Romano subdirectora de Fundación Banorte, contó cómo el talento y la relevancia del proyecto conquistó a la inversión privada para que, a través de una alianza, el banco se sumara al proyecto de preservación que se extendió por tres años.
“El tema de la cultura es prioritario para nosotros. Las alianzas nos hacen avanzar para ayudar más a los que más necesitan y más a partir de este proyecto hermoso de las bordadoras”.
Selmy Domínguez, una de las bordadoras que participan en la integración del libro, compartió su emoción por la visibilidad que ahora tiene su trabajo y el de sus compañeras en varias comunidades yucatecas.
“Estábamos escondidas en nuestras casitas de paja, todos nuestros dibujos y nuestros bordados estaban ahí. Tuvimos la oportunidad de acceder a un cambio, un cambio de nuestra perspectiva como artesanas. Estoy orgullosa. En este libro están nuestras palabras, nuestra imagen, nos hace visibles”, dijo.
Finalmente, Silvia Teherán, maestra bordadora y promotora cultural, puso en relieve la necesidad de profesionalizar el trabajo textil mexicano, para que las personas vean en esta actividad una opción de desarrollo y no solo una actividad complementaria.
“El trabajo artesanal debe profesionalizarse a nivel nacional para que tenga mejores perspectivas. Esto que pasó en Yucatán no ha pasado en el resto del país y creo que todos los artesanos mexicanos merecemos que se nos reconozca, capacite y se nos ponga en valor profesional porque esto nos abre las puertas, por ejemplo, en escuelas de diseño o con mejores condiciones laborales”, remarcó.
“El bordado Maya de Yucatán. Patrimonio vivo” incluye la historia del bordado en Yucatán, un atlas de portadas yucatecas, el plan de salvaguardia del trabajo textil de la región, un catálogo de bordados, un directorio de bordadoras, testimonios, poesía y fotografía. El libro será presentado y lanzado al mercado el 22 de enero próximo, en Yucatán.
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FGR

