En México es necesario redefinir la obesidad como una enfermedad para mejorar la salud pública en el país, consideró Ricardo Luna, presidente fundador y miembro honorario de la Sociedad Mexicana de Obesidad, quien evaluó que esta condición es la base de las enfermedades que están impactando en mayor medida la salud de la población.
Señaló que participó en la elaboración de un documento publicado por The Lancet, llamado: “Diabetes & Endocrinology”, en el que presenta un enfoque “innovador y detallado” para diagnosticar la obesidad, pues hasta ahora este proceso se hace con base en el Índice de Masa Corporal (IMC).
Es un documento, explicó, respaldado por 75 organizaciones médicas a nivel mundial y tiene el objetivo de que quienes viven con obesidad reciban asesoramiento personalizado, atención sin estigma y con estrategias de tratamiento diferenciadas.

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La Secretaría de Salud señala que, en México, el 70 por ciento de los mexicanos padece sobrepeso y casi una tercera parte sufre obesidad. Además, esta condición de salud se asocia principalmente con la diabetes y enfermedades cardiovasculares, pero también con trastornos óseos y musculares, así como algunos tipos de cáncer.
Martha Kaufer Horwitz, del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, indicó que la obesidad, antes considerada cuestión de estética, es un padecimiento complejo caracterizado por la acumulación excesiva de grasa o tejido adiposo, que perjudica la salud.
“Tiene una diversidad de causas que no necesariamente se asocian unas con otras de manera lineal; van de los genes a las personas, a las familias, a las comunidades e, incluso, a las sociedades enteras”, señaló.
Los factores que contribuyen a la ganancia de peso, explicó Kaufer, son un metabolismo lento, incremento en el consumo de alimentos y reducción de la actividad física.
El primero se debe, dijo, a que conforme avanza la edad, el metabolismo de la persona va disminuyendo, así como a factores hormonales, etcétera; el segundo tiene que ver con el ambiente “obesogénico”, que es el entorno que favorece el aumento de peso y la obesidad entre la población.
En este punto, la especialista señaló que inciden la falta de conocimiento de opciones más saludables para incorporar en la alimentación, el sueño no reparador, excesos en la comida por problemas psicológicos o emocionales, e incluso el consumo de algunos medicamentos. Y el tercer factor se puede dar por limitaciones físicas, fatiga crónica, afecciones cardiorrespiratorias y dolores musculares, entre otros.
Luego de recordar que las “dietas mágicas” no existen, recomendó centrarse en cambios de conducta y no en el peso, para que sea estable y sostenible, sin importar si el paciente va a una fiesta, de vacaciones o está en casa debido a una pandemia.
Finalmente, el maestro en medicina estética Franco Santamaría García señaló que “no existen los productos milagro” y, por el contrario, éstos traen graves problemas a la salud, por lo cual recomendó no acudir a programas que prometen cambios milagro en el tratamiento de la obesidad en México.
“Se debe resignificar el problema y dejar de romantizar este padecimiento que va en aumento. El primer paso es reconocer el problema. La prevención debe ser promovida en todas las etapas de la vida; la obesidad es una condición que afecta tanto la salud física como emocional, por lo que su tratamiento debe ser integral, personalizado y multidisciplinario. Si bien existen opciones médicas y estéticas, el cambio en los hábitos sigue siendo la clave para lograr resultados duraderos”, destacó.

