“La inteligencia artificial es el presente”, afirma Constanza Rodríguez, directora de Universidad Tres Culturas, en entrevista para La Razón. Si bien muchos la perciben todavía como una novedad futurista, la realidad es que ya está integrada en la vida cotidiana y, sobre todo, en la enseñanza.
Uno de los principales beneficios de incorporar estas herramientas en las aulas es que motivan a los estudiantes y fomentan la creatividad.
“Los hace ser más creativo, les permiten encontrar mayor interés”, explica.
Además, programas académicos como el Máster ofrecido por la UTC que permiten a los alumnos aprender a su propio ritmo, con certificaciones de empresas líderes. Esto garantiza que cada estudiante, sin importar sus estilos o ritmos de aprendizaje, pueda desarrollar habilidades prácticas que serán vitales en el mercado laboral hacia 2030.

Mitos y realidades: ¿sustituirá la IA a maestros y médicos?
Uno de los mitos más extendidos es que la IA sustituirá a docentes, psicólogos o médicos. La académica lo desmiente tajantemente:
Los estudiantes del área social del área de psicología, de repente nos dicen, ‘es que ya nos va a quitar el trabajo’, no, es un mito que interactúa con emociones, son máquinas que simulan comportamientosConstanza Rodríguez, directora de Universidad Tres Culturas
Ejemplifica que un fisioterapeuta puede usar modelos de IA para diseñar terapias de rehabilitación más efectivas, pero el acompañamiento humano sigue siendo insustituible. Lo mismo ocurre con maestros que, apoyados en la IA, pueden personalizar estrategias educativas sin perder la interacción social que caracteriza al aprendizaje.
Otro mito es que la IA fomenta el plagio o la deshonestidad. Constanza lo aclara:
“Decirle al alumno que no puede usar IA es como prohibirle citar un libro. Lo que nosotros tenemos que enseñarle al alumno, es como analizar esos datos que sacó de la inteligencia artificial y como ejecutarlos en casos prácticos”.
La directora enfatiza que la IA no siempre arroja información ética o correcta, por lo que el uso responsable de los datos debe ser un eje central en la formación académica.
“No toda la información que nosotros sacamos la inteligencia es ética... hay que valorar la información que vamos a circular. Faltan muchas regulaciones, pero nosotros tenemos descripciones básicas dentro del aula para la inteligencia artificial, o para la generación de proyectos con base en la inteligencia artificial”, señala Constanza Rodríguez.
Por ello, los programas formativos buscan que los jóvenes desarrollen habilidades no solo técnicas, sino también ética digital, pensamiento crítico y creatividad, competencias que el Foro Económico Mundial proyecta como esenciales en la empleabilidad para 2030.
La inteligencia artificial en la educación no sustituye al humano, lo complementa. Bien utilizada, ofrece beneficios que van desde la personalización del aprendizaje hasta la motivación y el desarrollo de competencias críticas para el futuro laboral.
“Conocer la IA no es lo mismo que saberla utilizar. Como en los años 90, bueno quien no domina hoy Excel no tenía trabajo, como te decía para el 2030 será un diferenciador para los empleadores y los procesos de contratación que la gente esté preparada”, concluye Constanza.

Únete a nuestro canal de WhatsApp. En La Razón enviamos a tu celular lo más importante de México y el Mundo, recuerda que una persona informada siempre tiene La Razón.
LMCT


