El senador por Maryland, Chris Van Hollen, realizó, ayer, un viaje oficial a El Salvador con el objetivo de exigir la liberación de Kilmar Ábrego García, un salvadoreño deportado en marzo pasado por el gobierno de Donald Trump, en abierta contradicción con una orden de un tribunal de inmigración que bloqueaba su expulsión.
En conferencia de prensa desde San Salvador, Van Hollen criticó la negativa del vicepresidente salvadoreño, Félix Ulloa, de permitirle visitar a Ábrego García en la prisión de máxima seguridad para pandilleros, donde se encuentra recluido. “¿Por qué encarcelar a un hombre sin cargos ni pruebas? Deberían dejarlo ir”, reclamó el legislador, miembro del Comité de Relaciones Exteriores del Senado.
El caso ha desatado una fuerte controversia en Estados Unidos. Mientras la Casa Blanca republicana defiende la deportación, los demócratas denuncian una violación del Estado de derecho y un desacato a los tribunales. “Estamos ante una crisis constitucional”, declaró el congresista Robert García, quien junto a otros demócratas evalúa formar una delegación para viajar a El Salvador y supervisar el estado de salud de Ábrego.

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Los funcionarios de Trump aseguran que Ábrego tiene vínculos con la pandilla MS-13, pero sus abogados sostienen que nunca ha sido acusado formalmente y que no existe evidencia de esas afirmaciones. Van Hollen calificó la deportación como “un secuestro ilegal desde Estados Unidos” y advirtió que presionará por su regreso.
El gobierno de Nayib Bukele, por su parte, ha endurecido su política contra las pandillas, ha encarcelado a más de 84,000 personas en un penal señalado por prácticas de tortura.