La última vez que el mundo presenció una fumata blanca en la chimenea de la Capilla Sixtina fue el 13 de marzo de 2013, cuando los cardenales electores eligieron como nuevo Papa al entonces cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, quien adoptó el nombre de Francisco.
Este momento marcó un hecho histórico, al convertirse en el primer Papa originario de América Latina y en el primer jesuita en asumir el cargo.
El cónclave de 2013 inició el 12 de marzo, tras la renuncia del Papa Benedicto XVI. Participaron 115 cardenales menores de 80 años, procedentes de distintas partes del mundo.
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El proceso se desarrolló bajo las normas del derecho canónico y la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis, en un ambiente de estricta confidencialidad. En apenas cinco rondas de votación realizadas en dos días, se alcanzó el consenso necesario para nombrar al nuevo líder de la Iglesia católica.
La fumata blanca, señal tradicional que indica la elección de un nuevo pontífice, apareció pasadas las 19:00 horas (hora local), seguida por el repique de las campanas de la Basílica de San Pedro.
Poco después, el cardenal protodiácono anunció el tradicional “Habemus Papam”, presentó oficialmente al nuevo Papa Francisco desde el balcón central de la basílica.
El cónclave en 2025
En este 2025, la Iglesia Católica vive nuevamente un periodo de transición, tras el fallecimiento del Papa Francisco el pasado 21 de abril. El nuevo cónclave, iniciado el 7 de mayo, reúne a 133 cardenales electores, quienes también están sometidos a un proceso de aislamiento, oración y deliberación en la Capilla Sixtina.
El mecanismo de elección se mantiene inalterado: los cardenales emiten sus votos de forma secreta, y las papeletas se queman en una estufa especial. El humo que sale por la chimenea indica el resultado: negro si no hay acuerdo, y blanco si se ha elegido a un nuevo Papa.
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