Al menos 21 personas murieron y más de 30 resultaron heridas el domingo cuando un autobús estatal que transportaba peregrinos budistas se precipitó por un barranco en la zona montañosa de Kotmale, en el centro de Sri Lanka.
El accidente ocurrió en la madrugada del domingo, cuando el conductor del vehículo, que viajaba desde Kataragama hacia Kurunegala con aproximadamente 70 pasajeros —unos 20 más de su capacidad—, perdió el control en una curva cerrada.
El autobús cayó por un precipicio y terminó destrozado sobre una plantación de té. Entre los heridos se encuentra el propio conductor, quien fue hospitalizado junto a otros 35 pasajeros, según datos de la policía. De acuerdo con el viceministro de Transporte, Prasanna Gunasena, 24 personas siguen recibiendo atención médica.

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Videos y fotografías del lugar mostraron el vehículo completamente destruido, con el techo y los laterales arrancados, y varios asientos desprendidos del piso.
“El bus estaba inclinado hacia la izquierda, y al tomar una curva el conductor perdió el control y se precipitó”, relató un sobreviviente no identificado en una entrevista difundida por AFP.
Las autoridades aún investigan si el accidente fue causado por un fallo mecánico o por fatiga del conductor. Según un oficial de policía local, no se descarta que el conductor se haya quedado dormido, aunque no estaba autorizado a hablar con los medios.
La tragedia ha reavivado las críticas sobre las condiciones del transporte público en Sri Lanka, donde los accidentes de autobús son frecuentes, especialmente en regiones montañosas con caminos estrechos y mal mantenidos.
Informes locales señalan que los autobuses suelen operar con fallas mecánicas y sin inspecciones regulares. Según estimaciones de mecánicos citadas por el medio Lanka-e-News, hasta un 40 por ciento de los autobuses no pasarían una revisión técnica básica.
Organismos como la Comisión de Derechos Humanos de Sri Lanka han denunciado la falta de regulación sobre las condiciones laborales de los conductores y la inexistencia de mecanismos de denuncia para los usuarios del transporte público.
Aunque el gobierno ha planteado reformas como inspecciones semestrales obligatorias y la creación de una línea directa de quejas, estas iniciativas no se han implementado.
Este accidente es uno de los más graves desde 2005, cuando otro autobús que intentó ganarle el paso a un tren causó la muerte de 37 personas en Polgahawela.
Con información de AP y AFP.
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