José “Pepe” Mujica, expresidente de Uruguay y figura admirada por su sencillez y discurso directo, falleció recientemente a los 89 años, dejando una huella imborrable en la política latinoamericana.
Aunque por años enfrentó diversas enfermedades, fue el cáncer de esófago, diagnosticado en 2024, el que deterioró su salud de forma definitiva. Esta enfermedad marcó sus últimos meses de vida y fue clave en su retiro de la vida pública.
¿Qué tipo de cáncer tenía Pepe Mujica?
El 29 de abril de 2024, Mujica anunció públicamente que le habían detectado cáncer de esófago, un tipo de tumor que afecta el tubo que conecta la garganta con el estómago. Esta enfermedad suele desarrollarse sin síntomas evidentes al principio, pero puede provocar dificultad para tragar, pérdida de peso, dolor en el pecho o tos persistente en etapas más avanzadas.

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En el caso del expresidente, los médicos explicaron que el tratamiento agresivo no era viable, debido a su estado de salud previo. Mujica ya padecía vasculitis, una enfermedad inmunológica crónica que complica el funcionamiento del sistema circulatorio.

Por ello, no se sometió a procedimientos invasivos como la quimioterapia, y optó por un tratamiento paliativo.
¿Qué es el cáncer de esófago?
Este tipo de cáncer es considerado agresivo por su rápido avance y difícil detección temprana.
Puede desarrollarse a partir de células escamosas (carcinoma escamoso) o de células glandulares (adenocarcinoma), y afecta más comúnmente a personas mayores, especialmente aquellas con antecedentes de tabaquismo o reflujo ácido crónico.
Según los especialistas, las probabilidades de recuperación dependen de la etapa en que se detecta, pero en el caso de Mujica, la enfermedad fue descubierta en una fase avanzada, lo que redujo significativamente las opciones terapéuticas.
Su salud ya estaba comprometida por otras enfermedades
Antes del diagnóstico de cáncer, Mujica ya enfrentaba una enfermedad autoinmune.
En 2021, anunció su retiro del Senado uruguayo argumentando que el frío y el desgaste físico le dificultaban continuar con sus labores políticas.
Esta condición complicó su salud general y limitó las posibilidades de tratar eficazmente el cáncer.
A pesar de ello, Mujica se mantuvo lúcido y activo mientras su salud se lo permitió, participando en entrevistas y conversatorios con jóvenes.
Lejos de ocultar su enfermedad, Mujica habló abiertamente de ella, con la misma transparencia que caracterizó toda su vida política.
Su lucha contra el cáncer no fue solo médica, sino también emocional y ética. Se negó a aferrarse al poder o al protagonismo, y eligió vivir sus últimos días en paz, rodeado de sus seres queridos y su icónico estilo de vida austero.

