El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) presiona a Ucrania y Rusia para aceptar ceses al fuego locales que permitan restablecer la energía externa a la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa, ubicada en un área bajo control ruso desde el inicio de la invasión a gran escala de Ucrania por Moscú. La planta, actualmente fuera de servicio, necesita electricidad confiable para enfriar sus seis reactores inactivos y el combustible gastado, con el fin de prevenir incidentes nucleares catastróficos. Desde el 23 de septiembre funciona únicamente con generadores diésel, tras el corte de su última línea eléctrica externa, incidente atribuido por ambas partes al otro bando.
El OIEA propone restablecer el suministro eléctrico en dos fases supervisadas por expertos del organismo. La primera consiste en crear una zona de alto el fuego de 1.5 kilómetros para reparar la línea de 750 kilovoltios Dniprovska, dañada en territorio controlado por Rusia. La segunda fase incluye otra zona de cese de hostilidades para reparar la línea de respaldo Ferosplavna-1 de 330 kilovoltios, ubicada en área ucraniana. Originalmente, las reparaciones se programaron del 11 al 17 de octubre, pero Rusia no otorgó garantías de paso a tiempo, mientras Ucrania confirmó el acceso seguro de los equipos. Un diplomático ruso aseguró que los preparativos avanzan y las tareas comenzarán pronto.
- El Dato: Trump declaró el domingo pasado que considera decirle Putin que si la guerra en Ucrania no termina, permitirá el envío de misiles Tomahawk de largo alcance a Kiev.
El OIEA se limitó a indicar que su director general, Rafael Grossi, colabora “intensamente con ambas partes” para evitar un accidente nuclear. La planta se ha quedado sin suministro externo en 10 ocasiones desde el inicio del conflicto, siendo la más prolongada la actual, con un riesgo elevado de fusión del combustible si los generadores fallan. La instalación está cerca de la línea del frente y ha sufrido bombardeos reiterados, con Ucrania y Rusia culpándose mutuamente de los ataques. En respuesta, el líder ucraniano, Volodimir Zelenski, reiteró la disposición de Kiev para reparar las líneas bajo su control, mientras acusó a Rusia de desinterés en garantizar la seguridad. “Hay que presionarla para que lo haga”, afirmó.
Mientras tanto, el expresidente ruso Dmitri Medvédev advirtió que la posible entrega de misiles estadounidenses Tomahawk a Ucrania podría “acabar mal para todos”, incluso para el mandatario estadounidense Donald Trump. Este último sostuvo que aún evalúa enviar los misiles y que conversó al respecto con Zelenski en dos llamadas recientes, advirtiendo que la medida representaría una escalada del conflicto.
- 1.5 km se necesitan para reparar el lado ruso de la planta
Por su parte, el Kremlin confirmó que, por el momento, no hay programada una conversación directa entre Trump y Vladimir Putin, aunque podría concretarse próximamente si ambas partes lo acuerdan. Mientras tanto, Zaporiyia se mantiene como un punto crítico en la guerra, no sólo por su relevancia energética, sino también por la amenaza potencial de un accidente nuclear que tendría efectos inmediatos sobre Ucrania y la región circundante, con repercusiones internacionales. La tensión entre EU y Rusia por los Tomahawk es un componente geopolítico que limita la resolución del conflicto.

