La inversión en México atraviesa un momento delicado ya que sólo 35.2 por ciento del sector privado considera que actualmente es un buen momento para invertir en el país. Es el nivel más bajo registrado por la Encuesta de Expectativas Empresariales del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE) en dos años.
El levantamiento, aplicado a mil 477 directivos fue presentado por José Carlos Rodríguez Pueblita, profesor del Área de Economía del IPADE, y Alberto Ibarra Garza, profesor del Área de Análisis y Decisiones. Ambos coincidieron en que la caída no es un tropiezo aislado, sino la continuidad de una narrativa que se viene construyendo semestre a semestre.
“Lo que vemos en el segundo semestre de 2025 es que se vuelve a caer… es el punto más bajo desde que iniciamos la medición”, aseguró en conferencia de prensa.

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El retroceso, explicó, obedece a un cambio profundo en las preocupaciones del empresariado. La incertidumbre jurídica, que venía escalando desde mediados de 2024, aumentó siete puntos porcentuales y hoy empata a la incertidumbre económica como principal foco de inquietud.

Además, la inseguridad, lejos de ceder, permanece como un elemento fijo en la agenda directiva.
Para los participantes, los factores internos explican mejor el deterioro del entorno que cualquier evento internacional: 74 por ciento afirmó que lo que ocurre dentro del país afecta más el desempeño de sus empresas.
Esa lectura se reflejó con nitidez en el mapa regional. La percepción positiva sobre invertir se desplomó en el Centro-Sur, donde pasó de 39.2 a 32.9 por ciento; en Occidente, la caída llevó el indicador de 44.6 a 38.2 por ciento; y regiones como el Noroeste, el Bajío o el Sureste muestran la misma tendencia descendente.
Las cifras retratan a un empresariado que mira con cautela incluso en zonas históricamente dinámicas.
Para Ibarra Garza, la fotografía del semestre confirmó un patrón que se repite desde hace dos años: “el optimismo arranca arriba y se desinfla antes de cerrar el año”.
“Empezamos con un poco más de optimismo y para el cierre del año desacelera ese optimismo”, explicó.
Añadió que, frente a la incertidumbre, las empresas responden con prudencia, frenar decisiones, posponer inversiones, reevaluar riesgos.
Ambos coincidieron en que la confianza no se recuperará sola y que el sector privado está pidiendo señales claras de estabilidad jurídica, un marco regulatorio predecible y condiciones internas que permitan tomar decisiones sin que el riesgo termine imponiéndose a la oportunidad.

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LMCT

