El pasado 5 de febrero, en el aniversario 108 de la Constitución de 1917, la Presidenta Claudia Sheinbaum envió las iniciativas de reforma para la no reelección y en contra del nepotismo. Su festejo contrasta inmediatamente con el que hizo López Obrador el 5 de febrero de 2024, cuando presentó todo el paquete de reformas del Plan C, el cual incluía la reforma al Poder Judicial, la desaparición de los OCA y otros temas sin duda más polémicos y menos populares. Las comparaciones son odiosas, pero en el caso de la Presidenta Sheinbaum su festejo fue, además de razonable, austero y poco celebrado.
Los sistemas de información legislativa reportan que, desde el 1 de octubre que inició su gestión, la Presidenta Claudia Sheinbaum ha presentado 14 iniciativas ante la Cámara de Diputados y 13 ante el Senado de la República. No aparece en los archivos la presentación de la reforma para la no reelección y contra el nepotismo. Sin duda un descuido, pero síntoma de cómo le fue a la iniciativa.
Si bien fue aprobada en lo que se refiere a la no reelección sin mayor polémica, la parte del nepotismo sí encontró resistencia dentro de su propio partido y coalición en donde un sector consiguió patear el bote para la entrada en vigor de la Ley hasta 2030, pese la instrucción presidencial de que aplicara desde 2027. Una diferencia importante, si se compara con la forma eficiente y cuasi automática en la que se aprobó el Plan C de AMLO en la ventana de septiembre de 2024.

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Morena y aliados suman más de dos terceras partes de los votos en ambas cámaras, pero la Presidenta no tiene mayoría calificada en el Congreso. Parece que nadie la tiene. Si se trata de reformar la elección del Poder Judicial, desaparecer la Cofece o el Inai, están los votos, pero cuando se trata de limitar el nepotismo tan pronto como las próximas elecciones, parece que no hay acuerdo.
La suerte de esta iniciativa se suma al caso del nombramiento de la Presidencia de la CNDH y ahora recientemente a la reforma a la Ley del ISSSTE, en donde la Presidenta decidió retirar su iniciativa previo a una jornada de movilizaciones de la CNTE.
La Presidenta no tiene del todo la lealtad partidista, ni la leal y ciega obediencia. Por el contrario, en sus propias filas tiene oponentes que se comportan como amigos, hechos con el mismo molde. Mientras que lo que queda del Plan C se aprueba casi casi con el vuelito de su gobierno, Sheinbaum no encuentra al tratar de mover su agenda política los mismos reflejos de automaticidad.
