En una cena de organizadores del congreso anual de la Asociación de Estudios Latinoamericanos, un profesor de Tulane University, David A. Smilde, me contó que, para la elección de jueces locales, él suele estar perdido porque no conoce a los candidatos y tiene que recurrir al acordeón elaborado por alguna ONG afín a su ideología. Tal y como vamos a hacer algunos el próximo domingo.
Fue un gozo platicar durante los días del congreso con profesores de ciencias sociales extranjeros que se salen de los moldes más comunes en la prensa y medios mexicanos: u oficialistas justificadores de cualquier ocurrencia u opositores whitexicans al borde de un ataque de nervios. Estos últimos se lamentan cada semana en sus periódicos de la elección judicial, pero ignoraron el llamado de José Woldenberg a organizarse para tener una lista independiente y a promoverla de manera que no se disperse el voto. La justificación de su actitud es que la elección ya está decidida.
Cierto, circulan en redes sociales y en chats de WhatsApp las fotografías de listas impresas que, de haber sido financiadas y promovidas por funcionarios públicos y partidos políticos, constituyen delitos electorales. Pero, durante el PRI-Gobierno, la evidencia de algunas trampas no era argumento para que la sociedad no fuera a votar y muchas veces la participación ciudadana rebasó los planes de caciques y funcionarios priistas.

Otra raya de impunidad más al Cuau
La oposición quisiera olvidarlo, pero la Presidenta Sheinbaum tiene 77% de aprobación en mayo. Cada vez que un opinador whitexican llama “acarreados” a los votantes que apoyarán a perfiles cercanos a la 4T, estos últimos confirman que están del lado que quieren, el que no los mira con desprecio.
Hay algo generacional en los argumentos apasionados, pero parciales, de esos analistas que defienden la democracia tal y como la teníamos en 2012 y que dio lugar al Pacto por México (un acuerdo entre el PRI, el PAN y el PRD). Y también es generacional su parálisis actual. Porque otros intelectuales, mucho más jóvenes, tienen una voz menos melodramática y están volcados a actuar. Me refiero a Miguel Alfonso Meza identificando junto con otros ciudadanos a los aspirantes con antecedentes criminales, a Viridiana Ríos haciendo una lista de los mejores candidatos según su criterio, a Vanessa Romero participando en el comité de selección del Poder Ejecutivo, pero sin dejar de denunciar los peligros del proceso. Más o menos cercanos a la oposición o a la 4T, estos jóvenes se salen del guion que vemos repetido en tantos análisis de la Ciudad Letrada, como la llamó Ángel Rama.
PD.- Mi columna anterior amalgamó erróneamente la plataforma YoCiudadano.org, que ofrece una evaluación mediante inteligencia artificial de los candidatos para las próximas elecciones, con el programa YoCiudadano.com.mx de la asociación civil Plan Estratégico de Juárez, A.C. Este último es un medio periodístico de investigación independiente ubicado en Ciudad Juárez, Chihuahua, que no está relacionado con YoCiudadano.org.

