ANTROPOCENO

Trump, jitomates y bueyes

Bernardo Bolaños. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón
Bernardo Bolaños. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón Foto: larazondemexico

Aunque el anuncio de Trump de un arancel de 30% a productos mexicanos ya no tuvo el mismo efecto aterrorizante que en el pasado, cuando amenazó por primera vez con imponer esas tarifas, la aplicación de 17% a los tomates frescos importados de México sí es un nuevo susto. Cincuenta mil empleos de jornaleros agrícolas se perderían acá por la reducción de hectáreas cultivadas. No sólo por el incremento del precio de venta de los colorados vegetales en Estados Unidos, sino por la dificultad de que los agricultores cubran las fianzas para exportarlos.

Aparte del golpe económico, hay que considerar cómo nos transforma la presión estadounidense, cuáles serán las consecuencias internas de la agresividad en materia de migración, impuesto a las divisas, aranceles y amenazas de acciones contra los cárteles en nuestro territorio. La Presidenta Sheinbaum volvió a declarar que “ante cualquier adversidad, la fuerza de México está en el pueblo”. La opinión pública quizá toma sus palabras como retórica política, declaración de cajón, pero son más. En el pasado, las amenazas de Estados Unidos contra países gobernados por líderes de izquierda hicieron que la movilización popular se fomentara como respuesta frente al gigante mundial y que, en esas naciones, se aceleraran las estrategias de resiliencia de base.

Me explico. El estudio de 2011 de Edward Miguel y Gérard Roland, titulado “El impacto a largo plazo del bombardeo de Vietnam”, analizó datos distritales de Vietnam para evaluar los efectos a largo plazo de los bombardeos aéreos estadounidenses, los más intensos de la historia, entre 1964 y 1973.

Los hallazgos clave son que, hasta 2002, aproximadamente 25 años después de la guerra, ya no se observaban efectos significativos de los bombardeos en tasas de pobreza, consumo doméstico, calidad de la infraestructura, tasas de alfabetización y densidad de población. Admirable.

Junto al ejemplo de Vietnam, William MacAskill menciona a Cuba como modelo, si no de prosperidad, sí de resiliencia (adaptación y determinación). “Tras la caída de la Unión Soviética, que había sido el único proveedor de equipos y suministros agrícolas de Cuba, ésta perdió acceso a combustibles fósiles, fertilizantes, pesticidas y maquinaria agrícola, y agotó sus reservas en pocos años. En respuesta, los cubanos implementaron un programa de emergencia para criar cuatrocientos mil bueyes y reemplazar su maquinaria industrial, lo que le permitió evitar una hambruna generalizada”. Al checar los datos, creo que MacAskill exagera, pero leo que, oficialmente, en los 90, Cuba sí llegó a tener más de 200 mil bueyes para tareas de tracción y transportación.

La buena noticia: no importa qué tan dependientes seamos de Estados Unidos y qué tanto se trate de perjudicar a México, no será peor que lo que sufrieron Vietnam y Cuba, que salieron adelante mediante políticas estatistas e igualitaristas. La mala: la crisis del modelo de cooperación internacional podría llevar a nuestro país a ensimismarse y continuar desmantelando instituciones de la transición democrática, que si bien no promovieron la igualdad, sí nos garantizaron pluralismo y libertades.

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