SERÉ BREVE

En la dialéctica del gato y el ratón

Emilio Vizarretea. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón
Emilio Vizarretea. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón Foto: Especial

La relación México-EU está marcada por necesidades, intereses y deseos; es una relación asimétrica, en favor del norte.

Se personaliza en sus representantes gubernamentales, se expresa en las acciones y los dichos de cada uno. Hoy destacan los asuntos sobre comercio y aranceles, migración irregular y seguridad; los cárteles, el tráfico de drogas y el fentanilo predominan.

La agenda pública bilateral no muestra suficiente empatía entre los presidentes y sus colaboradores. Se puede simplificar en el juego del gato y el ratón. El gato se entretiene con el ratón, sabe que posee el control, maneja sus tiempos, confía en sus habilidades y fuerza, lo cansa, disfruta, cuando se aburre da zarpazos y así prolonga la agonía del ratón.

El Gobierno mexicano padece las presiones del Gobierno de Trump. Ahí están los encuentros, discursos y comunicados. Cuando se avizora un avance en las negociaciones de los temas, surgen acciones, que implican nuevas batallas, o reiniciar mismos asuntos, aunque con la carga retroalimentada del impacto adverso estadounidense.

Hace unos días, la Presidenta Sheinbaum informó de un próximo acuerdo bilateral en materia de seguridad con EU, basado en principios de respeto, soberanía, confianza y colaboración, una consulta consensuada. Y de pronto, el New York Times informó que el presidente Trump firmó una directiva secreta que autoriza al Pentágono a usar la fuerza militar, sus fuerzas especiales, contra los cárteles narcoterroristas y los grupos criminales. Habría operaciones militares domésticas o en territorios extranjeros. Todas las agencias de inteligencia y seguridad, así como los Departamentos de Estado, de Seguridad Interior, de Justicia y de Defensa, afinan sus estrategias de intervención.

Desde la administración lopezobradorista ha habido solicitud de información a EU, los gobiernos Biden-Trump sólo lo observaron, no hubo respuesta ante la entrega del Mayo; del discurso del odio, transitamos al discurso nacionalista, antiimperialista y, ante la posible intervención militar, directa o indirecta, la Presidenta Sheinbaum ha dicho que no ocurrirá en territorio mexicano. Sin embargo, el Secretario de Estado, Rubio, ha afirmado que no pueden seguir manteniendo riesgos con estos grupos armados, narcoterroristas que controlan territorios, que los enfrentarán, pues afectan su seguridad nacional.

Los discursos han impulsado una escalada de acciones: acusaciones de instigar violencia, entrega de delincuentes, sanciones contra instituciones lavadoras de dinero —Vector, Intercam y CIBanco—, revocaciones de visas a políticos, deportistas y artistas, listas sin confirmar de narcopolíticos. Se ha templado la defensa gubernamental mexicana, bajo el respeto soberano, evitando confundirse con respaldo a una clase política señalada públicamente como corrupta. Resuenan registros oficiales trágicos del huachicol, homicidios, secuestros, extorsiones, robos y fraudes; atentados a la estabilidad y gobernabilidad.

Por ello, es deseable el Acuerdo de Seguridad México-EU, entre socios, para trascender la dialéctica del gato y el ratón, la sociedad mexicana lo requiere. Habría deslindes gubernamentales precisos ante la narcodelincuencia, acciones conjuntas, menor violencia, mayor certidumbre y confianza, seguridad para el desarrollo. La UIF pasa al mando del secretario Harfuch, con algunos pendientes se reconstruye la seguridad pública.