En las semanas que siguieron a la definición de la candidatura presidencial de Jeanette Jara por la izquierda chilena, se especuló que un posible efecto sería la competencia por el centro. Se pensó que dos candidatos de derecha como Evelyn Matthei, de la Unión Demócrata Independiente, y José Antonio Kast, por el Partido Republicano, se enfrascarían en una tensión que dejaría un saldo moderador.
A una semana de las elecciones parece claro que ha sucedido lo contrario: la derecha chilena está apostando, mayoritariamente, a la radicalidad. La explicación se encuentra en la candidatura de Johannes Kaiser, el joven líder del Partico Nacional Libertario, que se ha colocado a la derecha de Kast en varios temas. Kaiser propone, entre otras cosas, la proscripción del Partido Comunista y asegura que a su derecha se encuentra Genghis Khan.
Cuando parecía que Kast ocupaba el límite de la derecha, con su claro alineamiento con Donald Trump, Jair Bolsonaro y Javier Milei, con quienes ha compartido los foros internacionales de la nueva derecha, emerge Kaiser, más identificado con Nayib Bukele en El Salvador, abiertamente pinochetista y partidario de indultar a todos los militares involucrados en las violaciones de derechos humanos durante la última dictadura.

Reconocimiento al Ejército
Kaiser está jugando a rebasar a Kast por la derecha en temas como la deportación xenofóbica de 600 mil inmigrantes y la reversión de políticas sociales favorables a los pueblos originarios, las mujeres, los ancianos y sectores vulnerables. Ha propuesto, incluso, crear campos de concentración para inmigrantes ilegales y limitar el derecho a la educación y la salud de extranjeros indocumentados.
Una de las consecuencias de esa tercera candidatura de derecha, perceptible en los debates, es que Kast y, en menor medida, Matthei, han buscado afirmar sus credenciales conservadoras. La pregunta abierta hasta el próximo domingo es quién de esos tres candidatos de derecha obtendrá la mayor cantidad de votos. Pero parece indudable que cualquiera que gane recibirá el apoyo de los otros dos.
Las encuestas, que suelen equivocarse en Chile como en cualquier otro país latinoamericano, pronostican que difícilmente Jeanette Jara logre rebasar el 30 por ciento de los votos. Si la derecha se une en torno a una fórmula en el balotaje, muy probablemente habrá alternancia en Chile. En medios de la izquierda latinoamericana, generalmente se rechaza hacer distinciones dentro de la derecha. Y en los de derecha se tiende a presentar todas las izquierdas como comunistas.
Pero estas elecciones chilenas exigirán ejercicios de distinción. Si gana Jara, no será cualquier comunismo el que llegue a gobernar en el Palacio de la Moneda. Si ganan Matthei, Kast o Kaiser no será cualquier derecha la que inicie el giro ideológico y político en ese país suramericano. Habrá que distinguir si se quiere comprender y no juzgar a la ligera un desenlace, que será decisivo para la región.

