Diversa cultural

Diversa cultural
Diversa cultural Foto: Especial; Creative Commons; Bicaalú
El hombre del Panamá
El hombre del Panamá ı Foto: Fuente >Especial

EL HOMBRE DEL PANAMÁ

BAJO LA ESCALERA, atravieso la penumbra del taller de la relojería, la salita de ventas, la luz de la calle entra casi vertical, recorta en la vidriera las letras doradas de la muestra, el cuadriculado metálico del sistema de alarma. Al otro lado de la calle, en el café de la esquina, sentado junto a la ventana, con un codo que avanza en la mañana húmeda y caliente, hay un hombre de perfil, con sombrero panamá, inclinado encima de un diario.

Quedo inmóvil, mirándolo, escucho los tictacs desparejos de una veintena de relojes a mi espalda, sobre mi cabeza, vibrando en el escaparate, cerca de mi vientre; invento el golpeteo de las máquinas que no oigo, las que están en la caja fuerte, en las vitrinas, en la luz verdosa de un pequeño acuario, sin poderes para evitar que el latido de los relojes mida y corroa este tiempo y los que soy capaz de recordar y suponer. El aire del local, de pronto, retrocede, se hace silencioso y desciende; desde todas partes saltan las campanadas del mediodía, martillan y cantan los carillones. Camino hacia atrás hasta que choco con un reloj de pie; tembloroso, me aplico a sudar todo el miedo que acumulé, sin saberlo, desde ayer, mientras se prolonga el estrépito, mientras agonizan en mi memoria los últimos sonidos de los relojes.

Juan Carlos Onetti, La vida breve, Editorial Sudamericana, 1999.

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EL REGRESO DE UNA VOZ

PUEDE TRATARSE de una simple frase. Me acuerdo de una visita a la cueva de Lascaux en compañía del escultor japonés Isamu Wakabayashi y de varios conservadores de museos. Aquella noche, inevitablemente, las conversaciones giraron en torno al arte y el trabajo de unos y otros. En un momento determinado, Wakabayashi empezó una frase con un “Supongamos que me quedan diez años de trabajo por delante…” Al instante los presentes interrumpimos aquella frase, asombrados de aquella estimación tan poco realista por parte del escultor, que apenas tenía sesenta años y gozaba de una salud perfecta. Creo que él, que tenía una marcada conciencia del tiempo, se refería a que debemos considerar que nuestro tiempo está contado. Murió al cabo de cinco años. ¿Retuve sus palabras en aquel preciso instante, o fue después de su muerte cuando aquella frase, oída muchos antes, regreso del pasado para asentarse en mi cuerpo?

Dado que esa voz ya sólo está contenida en el retazo de una frase, ésta se reproduce en bucle: supongamos que me quedan diez años… supongamos que… […] Si esa voz ha regresado desde el pasado, ¿existe, por tanto, una especie de base de dato en la que están documentadas todas las voces que hemos oído? ¿Y se puede buscar en ella, como quien busca una aguja en un pajar?

Ryoko Sekiguchi, La voz sombra, trad. Regina López Muñoz, Editorial Periférica, 2024.

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Las bailarinas de Degas
Las bailarinas de Degas ı Foto: Fuente >Creative Commons

LAS BAILARINAS DE DEGAS

EN LA VISITA RESERVADA a la prensa de la exposición de la National Gallery me encontré con el director de un museo que me dijo que pensaba que los cuadros de Degas reflejaban “la decadencia de la carne”; sin embargo, para mí Degas estaba retratando la carne en su aspecto más robusto. Sus bailarinas no son ninfas ni sílfides (delicadas, aunque suavemente pornográficas) como las que habían retratado los pintores anteriores. Son mujeres reales empeñadas en una dura actividad física, que sudan y se quejan, se desgarran los músculos y sangran por los dedos de los pies: que incluso cuando descansan, exhaustas (esas poses con los brazos en jarras, con un visible dolor de espalda, con esa expresión de “estoy deseando que el día se acabe”), se advierte en ellas una gran vitalidad física.

Julian Barnes, “Degas: Y las mujeres”, Con los ojos bien abiertos. Ensayos sobre arte, trad. Cecilia Ceriani, Editorial Anagrama, 2018.

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EL ALCOHOL LIBERADOR

CIERTAS INVESTIGACIONES apuntan a que el consumo instrumental del alcohol podría ser de especial importancia para los introvertidos o quienes padecen fobias sociales, que consumen alcohol estratégicamente para obrar un “cambio de personalidad autoinducido y temporal”, y transformarse así en extravertidos el tiempo suficiente para superar un coctel de bienvenida o una cena de gala. El alcohol también facilita la percepción de emociones positivas en los rostros y mejora la empatía, un efecto más pronunciado en aquellas personas que tienden a inhibirse o a ser poco empáticas. Varios estudios epidemiológicos a gran escala muestran que el consumo de alcohol moderado, a diferencia de la abstemia y el consumo habitual, se asocia a unas amistades más íntimas y a un mejor apoyo familiar. El engrase social que provee el alcohol no sólo es fundamental para ayudar a los primates egoístas a resolver sus problemas de cooperación e innovar, sino también para trabar y mantener unos estrechos lazos personales.

Edward Slingerland, Borrachos: cómo bebimos, bailamos y tropezamos en nuestro camino a la civilización, trad. Verónica Puertollano, Crítica, 2023.

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La soledad y el mundo
La soledad y el mundo ı Foto: Fuente >Especial

LA SOLEDAD Y EL MUNDO

LA RUPTURA con el exterior hace de Kafka un ser excluido, aparte de esos otros que conforman la realidad. Piensa, sobre todo durante su juventud, en la necesidad de relacionarse, superar el aislamiento:

[…] respetemos al topo y su manera de vivir, pero no hagamos de él nuestro santo. […] la relación con los otros hombres es la relación de la plegaria, la relación consigo mismo es la relación del esfuerzo por superarse; de la plegaria se toma fuerza para este esfuerzo. No harás nada sin la compañía de los otros. La soledad es horrible.

Sin embargo, no puede encontrar más que el fracaso. La incapacidad para la realización de la comunicación en parte es debida a que abrirse a lo externo implica la revivificación de anteriores estados de ansiedad, lo remite al viejo sentimiento de desprotección:

Me hacía falta estar con personas extrañas, y sin embargo no me encontraba a gusto en su presencia. […] tan raras veces siento bienestar en compañía de otras personas. Esa ansia de entrar en contacto con los hombres se transforma en angustia cuando es satisfecha.

Lillian von der Walde Moheno, Correspondencia. Kafka y sus padres, UAM, 1991.

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El enigmático Saint-Germain
El enigmático Saint-Germain ı Foto: Fuente >Bicaalú

EL ENIGMÁTICO SAINT-GERMAIN

LA CARACTERÍSTICA principal de este conde esotérico es la incertidumbre que pesa sobre su verdadera identidad. Debido a que hablaba a la perfección un número considerable de lenguas, no era posible establecer, para sus contemporáneos, la nacionalidad de tan misterioso personaje. Se especula que su nacimiento tuvo lugar en 1715. Su fin es incierto; hay quien afirma que murió en 1784. Fue un personaje bien conocido en la corte de Francia e intervino muy activamente en asuntos políticos, aunque no directamente, en una época en que se preparaba la gran innovación política que para el mundo fue la Revolución Francesa.

Se atribuye a Saint-Germain la dignidad de Rosa-Cruz, y hay quien, yendo más lejos, afirma que era el mismo Christian Rosenkreutz reencarnado para dar un nuevo impulso a la evolución espiritual del mundo en términos generales y a la modernización de los caducos sistemas políticos imperantes en la época. El mismo nombre Saint-Germain, podría ser traducido como Santo Hermano (en catalán, por ejemplo, Sant Germà) y que la palabra santo tiene un sentido más profundo, de íntegro, reintegrado, regenerado; así pues, bien podría ser su nombre una pista simbólica para indicarnos la misión que este hombre misterioso tenía que desarrollar en el mundo.

Joan Emili González, “Prefacio”, en Pau Foster Case, La Santísima Trinosofía, Ediciones Roca, 1992.