El sonido es la parte inconsciente del cine y es todo lo que emana de la imagen. Dentro del equipo de una producción cinematográfica, los encargados de trabajar en su sonido tienen la complicada tarea de hacer que todo lo que se ve y, más aún, lo que no se ve, se escuche mientras cada escena avanza; en el caso de la película con 15 nominaciones al Premio Ariel, No nos moverán, esto incluía, entre otras muchas cosas, darle forma a la sordera de la protagonista y a un momento crucial en el que ella está a punto del desmayo por un aumento en su presión arterial.
Con la película ya filmada y editada, ese material llegó al equipo de sonido, que se encargó de hacer el montaje de todo lo que no es diálogo y que no se grabó en locaciones durante el rodaje. Entonces, una vez que ya se tenía todo ese montaje, el equipo se dedicó a articular esos sonidos en una gran idea cinematográfica.
El trabajo a cargo de César González Cortés, Alejandro Díaz Sánchez y Daniel Rojo comenzó con la grabación de todo el Foley, técnica utilizada en la posproducción de cine para crear diversos sonidos y mejorar la calidad del audio; esto incluyó grabar todos los pasos y los pequeños objetos. Este proceso requirió mil 800 horas de trabajo. Lo más difícil fue encontrar la identidad sonora de los desmayos de la protagonista, ya que eran distintos.

Bad Bunny destrona a Taylor Swift
Posteriormente, todas esas sesiones, junto a los diálogos, se revisaron y trabajaron durante 250 horas, de las cuales al menos 30 de ellas fueron para platicar con el director acerca del resultado que esperaban, con 100 horas para mezclar.

