Cine mexicano íntimo

Monstruo de Xibalba, la infancia frente a la muerte

La película aborda la muerte desde la niñez; la directora Manuela Irene Espitia convierte un mito maya en reflexión emocional

Monstruo de Xibalba, la infancia frente a la muerte
Monstruo de Xibalba, la infancia frente a la muerte Foto: Especial

Monstruo de Xibalba, ópera prima de la directora Manuela Irene Espitia, llega a salas mexicanas como una propuesta cinematográfica íntima y poco común: abordar la muerte desde la mirada de un niño. Lejos del terror convencional, la película se construye como una reflexión sensible sobre el miedo, la pérdida y las preguntas que surgen en la infancia cuando los adultos no tienen respuestas.

La historia sigue a Rogelio, un niño de ocho años que pasa el verano en un pueblo de la selva yucateca junto a su niñera. El entorno natural, el silencio y la distancia emocional de los adultos detonan en él una obsesión: entender qué ocurre después de morir. Esa inquietud lo lleva a enfrentarse con una figura enigmática conocida como “el monstruo de Xibalba”, personaje que funciona más como símbolo que como amenaza.

“El monstruo no es algo que quiera asustar, es una proyección del miedo que tenemos cuando somos niños y nadie nos explica lo que pasa con la muerte”, explicó Manuela Irene Espitia a La Razón. “A mí me marcó mucho que mis padres me dijeran que no sabían qué pasaba después. Para un niño, eso es devastador”, añadió.

El título de la cinta hace referencia a Xibalba, el inframundo de la cosmovisión maya, un lugar asociado al tránsito, la oscuridad y el misterio. Para la directora, esa idea conecta de manera natural con el proceso emocional del protagonista. “Xibalba representa ese espacio desconocido al que todos tememos entrar. En la infancia, ese lugar aparece cuando te das cuenta de que no todo es seguro y que incluso la vida se puede acabar”, señaló.

Rodada en escenarios naturales de Yucatán, la película incorpora el paisaje como un elemento narrativo clave y utiliza el idioma maya como parte de su atmósfera, reforzando el vínculo cultural y simbólico de la historia. Espitia subrayó que la intención nunca fue hacer una película infantil en el sentido tradicional. “No quise suavizar el tema. Los niños sienten miedo, sienten soledad y piensan en la muerte, aunque los adultos prefieran ignorarlo”, dijo.

Monstruo de Xibalba ha sido reconocida por su tratamiento honesto y poético de un tema considerado tabú, y por abrir un diálogo intergeneracional. “No hago cine pensando en si es para niños o adultos. Hago cine para hacer preguntas, incluso las que incomodan”, afirmó la realizadora.

Con esta cinta, Manuela Irene Espitia se suma a una nueva generación de cineastas mexicanos que apuestan por historias personales, simbólicas y humanas, donde el verdadero monstruo no es la selva ni la oscuridad, sino el miedo a aquello que no sabemos explicar.

Monstruo de Xibalba puede verse desde el 4 de diciembre en salas comerciales como Cinemex, Cinépolis o en la Cineteca Nacional, Cineteca Guadalajara y otros cines independientes de la república.

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