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Un blues para Teherán: ¿Es relevante la película sobre la música en Irán?

“Un blues para Teherán” se presentó en el Festival Internacional de Cine del Bajío; te decimos si merece que la veas cuando se estrene en cines

Un blues para Teherán: ¿Es relevante la película sobre la música en Irán?
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El cine que sugiere y el cine que pregunta, y en “Un blues para Teherán” transitan claramente delineados y acompasados, para encontrar el punto exacto de equilibro entre el ímpetu periodístico y la melancolía poética, arrojando así una seductora reflexión sobre las posibilidades y necesidades creativas en un entorno a veces tan sofisticado como constreñido por las imposiciones ideológicas de un sistema despiadado que se sustenta en los anacronismos, el extremismo ideológico y el fanatismo religioso.

La cámara apostada en el asiento contiguo del auto de un irónico joven aspirante a cineasta, dimensiona la irreverente y desencantada vitalidad de su presencia, mientras teniéndolo en primer plano se da una mirada casi furtiva a la cotidianidad de la ciudad de Teherán, con la radio marcando el paso.

Ese es el seductor inicio a través vez del cual el director Javier Torrentino —quien carga con más de 20 años de experiencia tras el micrófono—, establece en su ópera prima el grado de lúcida distancia que se enfatiza con las tomas fijas de las posteriores postales de estilizada corrección, con la que hace eco de voces que dan razones y objetivos, yendo de la resignación al reclamo ante la imposición normalizada.

Todo usando la música tradicional de aquellas tierras y las exposiciones sobre el estatus de la misma, como el hilo conductor de un relato donde la realidad viste a la ficción aterrizando en la abrumadora naturalidad del testimonio.

Frases como “Naciste antes de tiempo”, dan la estocada precisa para detonar cuestionamientos que, ante el cinismo del protagonista, quien además se refugia con una fachada de incapacidad para enamorarse; se convierten en reveladores momentos de dolor que parecieran condenados a repetirse.

A veces el ingrediente verbal amenaza con devorar la imagen, y el epílogo que sobre explica le resta fuerza a la conclusión, sin embargo “Un blues para Theran” se balancea, pero nunca se derrumba y se convierte en un cautivador retrato de Irán, que por si fuera poco también resultará muy interesante para los melómanos.

Luego de presentarse en el Festival de Cine de Gijón y el Festival Internacional de Cine de Morelia, marcó uno de los mejores momentos del naciente Festival Internacional de Cine del Bajío, y ya tiene la puerta abierta para su más que conveniente distribución comercial en nuestro país.

rc