Manifiesto “Nuestra sangre es miel de agave”

Bartenders y productores exigen un IEPS justo

En el Palacio Legislativo de San Lázaro, bartenders reconocidos, productoras de agave y organizaciones civiles presentaron la iniciativa “De la raíz al vaso: Camino del agave al trago justo”

Palacio legislativo de San Lázaro, en la Ciudad de México.
Palacio legislativo de San Lázaro, en la Ciudad de México. Foto: Especial.

En el Palacio Legislativo de San Lázaro, bartenders reconocidos, productoras de agave y organizaciones civiles presentaron la iniciativa “De la raíz al vaso: Camino del agave al trago justo”, un llamado urgente a modernizar el IEPS y corregir lo que consideran una injusticia fiscal que golpea a los destilados tradicionales de México.

Hoy, el IEPS se cobra según el precio final de la botella y no por su contenido de alcohol. Esto significa que un destilado artesanal —más caro por su calidad, su proceso lento y su origen comunitario— paga más impuestos que uno industrial y barato con la misma graduación alcohólica. El resultado, coinciden los especialistas, es un absurdo económico que castiga la excelencia, desalienta la producción artesanal y privilegia lo industrial y masivo.

De acuerdo con datos de Moderniza IEPS, el esquema actual provoca que hasta 78% del precio final de una botella sea impuesto, contribuye a la ilegalidad, y limita el crecimiento de una de las cadenas productivas más emblemáticas del país.

Pasar a un modelo ad-quantum, como el que ya aplican Francia, Escocia, Irlanda, Reino Unido o Estados Unidos, no reduciría el impuesto; simplemente “lo haría justo”.

“La gente no puede conocer los destilados mexicanos si no puede pagarlos”

En la conferencia, los bartenders —voz directa entre el productor y el consumidor— fueron contundentes al describir el impacto real del modelo actual.

Oscar Valle, consultor y una de las figuras más respetadas de la coctelería mexicana, explicó que el IEPS divide al país entre quienes pueden pagar bebidas de calidad y quienes no.

“Trabajo en dos mundos: la coctelería de alta gama, donde se paga por el valor real de un buen destilado; y los barrios, donde ese acceso simplemente no existe. Así jamás podremos educar el paladar de las juventudes. Si la gente no puede pagar mezcal o tequila de calidad, seguirá tomándolo a ‘shots’, sin conocer su historia ni su valor”, afirmó.

Valle añadió que muchos productores prefieren exportar su tequila antes que venderlo en México: “Afuera es más rentable. Aquí, el impuesto nos castiga por hacer las cosas bien”.

Ara Carvallo, cofundadora de Barra México y una de las voces más influyentes del sector, destacó la contradicción que vive la industria:

“México tiene algunos de los mejores bares del mundo, pero nuestros bartenders y consumidores no pueden acceder a los destilados que sí encuentran en otros países. Las bebidas mexicanas llegan más fácilmente a barras internacionales que a las nuestras. Eso frena la innovación, abarata la oferta y no recompensa la calidad ni la sustentabilidad”.

Carvallo insistió en que el mercado nacional debe permitir la prosperidad de los productores mexicanos, no solo la de los intermediarios extranjeros.

Proveniente del norte del país, Chui Duarte, referente de la coctelería contemporánea, describió una escena recurrente en bares y restaurantes:

“Bebidas como el sotol o la raicilla terminan como piezas de exhibición. No las podemos ofrecer porque el costo final es tan alto que nadie las compraría. Si los destilados están presentes solo como decoración, toda la cadena pierde: el productor, el bartender y el consumidor”.

Esta demanda nace del campo, de la barra y de las comunidades agaveras. La iniciativa también contó con la participación de Yolanda Ruíz, presidenta de Mujeres del Mezcal; la productora guerrerense Beatriz Vanessa Valenzo Campos; Mario Beltrán y Puga, consultor en hospitalidad; Heraclio de Lucas, director de Moderniza IEPS; y Eduardo Ayala Rodríguez, titular de la Secretaría de Economía, además de diputadas y diputados que respaldan la revisión del impuesto.

Durante el acto se leyó el manifiesto “Nuestra sangre es miel de agave”, un documento que exige un sistema fiscal equitativo que reconozca el valor cultural, económico y comunitario de los destilados mexicanos.

Como siguiente paso, se anunció un foro nacional en la Cámara de Diputados a realizarse en febrero de 2026, donde legisladores, productores y bartenders discutirán abiertamente la transición hacia un IEPS ad-quantum.

El mensaje de todos los sectores es unánime: México no pide un impuesto más bajo, sino un impuesto más justo. Uno que no castigue la calidad, que reduzca la informalidad y que proteja a quienes han mantenido viva la cultura del agave durante generaciones.

La petición es simple y profunda a la vez:

que el valor del trabajo mexicano —del campo a la barra— se reconozca de manera justa… de la raíz al vaso.

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FGR