Tres grandes destinos

Mundial en México: aprovecha para descubrir el país

El Mundial 2026 en México es una excusa perfecta para visitar el país; descubre la Baja California productora de vino, el histórico Coyoacán y la vida nocturna de Tijuana

México ofrece una diversidad de experiencias turísticas, ideal para quienes visitan el país por el Mundial 2026.
México ofrece una diversidad de experiencias turísticas, ideal para quienes visitan el país por el Mundial 2026. Foto: Especial

México estará acogiendo, junto a Estados Unidos y Canadá, el próximo Mundial de fútbol de 2026. Es una muy buena excusa para visitar el país y ver los partidos. Con Hellotickets puedes conseguir boletos para todos los juegos del Mundial. Y se puede aprovechar para descubrir la península de Baja California, Coyoacán o Tijuana.

Baja California, tierra de vino Empezando por la primera, se pueden recorrer los tiempos ancestrales que habitaron los misioneros jesuitas, o los rusos que huían perseguidos y con muy buenos conocimientos de la agricultura. Baja California ha desarrollado, gracias a su historia, un ecoturismo que es un oasis en medio del desierto entre dos aguas. Un rincón de México que, a pesar de ser menos del 0,01 % del territorio, produce el 70% de toda la producción de vino del país.

La península de Baja California es casi un jirón de tierra que bordean el océano Pacífico por un lado y el mar de Cortés por el otro. Se enlazan en ella siete valles, de los que el de Guadalupe es el más famoso, con características muy especiales. En medio de zonas desérticas, cada valle es una burbuja climática, porque están hundidos y con masas de agua a los dos lados que regulan la temperatura.

La combinación de clima templado y un suelo que mezcla caliza y arcilla han hecho que sea un lugar perfecto para los viñedos. Así ha florecido también la economía. Pero hace siglos nadie había pensado en el vino en esta región. Los pueblos indígenas como los kumiai, los pai pai o los kiliwas eran nómadas y sobrevivían gracias a la pesca y la caza. Con la llegada de los colonos europeos, que destruyeron las formas de vivir de los nativos y se apropiaron de buena parte de la tierra, nació el cultivo de la vid.

En el siglo XVII se formalizó la cultura del vino con la llegada de los misioneros jesuitas que llevaron con ellos cepas europeas. El caldo lo usaban sobre todo para sus rituales religiosos. Después fue cuando empezaron a establecerse en la región los colonos rusos que, según los historiadores, compraron 4.000 hectáreas y con 105 familias se establecieron en ellas. Huían de la persecución y revivieron los viñedos porque conocían muy bien la agricultura. Si visitas el país por el Mundial, podrás degustar un buen vino de la zona en cualquier parte del país.

Coyoacán más allá de Frida Kahlo Coyoacán proviene del náhuatl y significa lugar de los coyotes. Su nombre es conocido en todo el mundo porque allí se encuentra la Casa Azul en la que vivió Frida Kahlo. Pero antes, en la época prehispánica, fue señoría del pueblo mesoamericano tapaneca y después, hacia el siglo XV, fue de los mexicas. Cuando llegaron los españoles era una comunidad que se había organizado de una forma parecida a Xochimilco, con sus canales, ceremonias y chinampas.

El conquistador Hernán Cortés instaló allí su cuartel general y lo hizo después de la caída de Tenochtitlán, hace ya más de 500 años. Durante la colonia se construyeron muchas cosas, entre ellas iglesias, conventos y casonas que se han conservado en un estado casi perfecto y se pueden visitar. En el siglo XIX; Coyoacán fue un centro artístico e intelectual, un barrio que siempre querían visitar quienes vivían en Ciudad de México por su bohemia.

La arquitectura colonial, los museos, plazas, mercados y cantinas bien merecen una visita. También los parques que parecen jardines privados. Su urbanismo hace que quienes vivan allí sientan que pueden pasear con una armonía que ya la quisieran muchas otras ciudades y barrios. Todavía conserva su esencia, a pesar de ser uno de los centros históricos más visitados de la capital.

Su visita merece la pena más allá de la historia entre la artista Frida Kahlo, de cuyo accidente se cumplen ahora cien años, y Diego Rivera. Los orígenes de Coyoacán se pueden ver bien en una de sus plazas más bonitas, la de la Conchita. Recibe el nombre por la capilla de la Inmaculada Concepción y está en el número 57 de la calle Higueras. Es una casa antigua en la que vivió Hernán Cortés. En esa casa murió su primera esposa y en ella vivió con Malinche, que quería una casa roja. Por eso, se la conoce también como la casa colorada. En su fachada se percibe aún la piedra volcánica y la ajaraca, un ornamento muy típico de la arquitectura de la zona.

Tijuana, tierra de bares clandestinos Entre partido y partido, ojalá puedas visitar también Tijuana, que ha desarrollado un gusto por los bares clandestinos. Tijuana creció gracias a la Ley Seca en Estados Unidos y muchos bares se instalaron allí. Hubo un boom económico que hizo que se desarrollara la ciudad como una especie de Las Vegas mexicana. Hoy todavía hay muchos bares en la conocida como Zona Centro, alrededor de la avenida Revolución.

La vida nocturna es allí electrizante. Hay muchos speakeasy a los que se accede a través de restaurantes como Piedra Santa e incluso puedes encontrarte a actores famosos. Tienes que acercarte a decir que quieres visitar el bar en la puerta. Entonces, sale alguien del personal, te recoge y te guía a través de un pasadizo que se abre tras la puerta de una nevera, bajar unas escaleras y paredes llenas de espejos. Y finalmente, llegas a un bar en un sótano de estética elegante, art déco, con música suave y una carta impresionante de cócteles de autor.

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