En espacios próximos al Gobierno de plano no entienden qué pasa en estos días por la cabeza de morenistas relevantes en el Congreso como Alfonso Ramírez Cuéllar y Gerardo Fernández Noroña. No se entienden, nos comentan, sus ganas de afilar espadas contra Estados Unidos, cuando desde la Presidencia el mensaje ha sido distinto: uno que ha cuidado las palabras, de defensa firme de los paisanos, pero también de clara condena a la violencia. El diputado y el senador, nos comentan, han dejado aflorar los ánimos de lucha, obviando toda lógica diplomática que su carácter de legisladores también debe revestir. El primero tuvo que echarse para atrás sobre la protesta que se organizaba en la embajada y el segundo, menos cuidadoso, ha decidido confrontar al senador republicano Eric Schmitt, por el tema de los impuestos a las remesas, quien ha revirado con un amago de subirlo. Lo malo que eso no le pega a Noroña, sino a los paisanos, a los que supuestamente quiere defender. Uf.
› Al maestro, sin cariño: “¡Hipócrita!”

Coscorrón a desbocados de Morena
Tremendo abucheo y múltiples interpelaciones las que se llevó ayer el maestro Bernardo Bátiz, consejero de la Judicatura, quien acaba de ser electo como integrante del nuevo Tribunal de Disciplina Judicial. Ocurrió durante la ceremonia Reconocimiento a la Trayectoria Judicial, la cual estuvo presidida también por algunos ministros de la Corte e integrantes de la Judicatura, entre ellos su presidenta, Norma Piña. El jurista tomó la palabra y cuando empezaba a hacer un reconocimiento a los homenajeados, muchos de éstos comenzaron a murmurar. “Nos tocó vivir una época complicada, difícil, yo digo que es una revolución pacífica, un cambio de fondo”, dijo Bátiz, cuando de entre el público conformado por jueces y magistrados jubilados alguien lo llamó hipócrita. Eso lo encendió: “No me puede decir hipócrita. Me estoy dirigiendo correctamente y con respeto a ustedes… me invitaron y estoy aquí y doy la cara…”. Luego se escucharon voces que gritaban “¡fuera!”. A lo que el exprocurador reviró: “¡A ver quién me saca, no me voy a retirar!”. Para ese momento ya no había forma de que hablara ante el barullo en la sala.
Mal harían las cúpulas del PAN, nos dicen, si subestimaran la renuncia a las filas de ese partido del exgobernador de Guanajuato, Juan Manuel Oliva. Con él se fueron varios personajes ligados al grupo ultraderechista El Yunque, los cuales durante años operaron para juntarle votos a los candidatos panistas a cargos de elección popular. Quienes se fueron representan a un sector de la sociedad que dejó de sentirse representado por Acción Nacional, un tanto desdibujado por su alianza con el PRI y el PRD. Al parecer también hay una desbandada en Jalisco, encabezada por el exgobernador Emilio González y quien fuera su secretario de Gobierno, Fernando Guzmán. Los expanistas ahora están involucrados en la creación del partido México Republicano, el cual ya pasó la primera aduana en el INE. Si logra su registro el próximo año, nos comentan, no suplirá al PAN, pero sí le hará un enorme socavón, que se reflejará en las estratégicas elecciones de 2027. Pendientes.
Como si no fuera suficiente con los conflictos poselectorales que surgieron en Veracruz luego de los comicios municipales, al OPLE estatal se le cayó el sistema cuando apenas empezaba el cómputo de la elección judicial. El lunes a las 07:00 horas dio inicio el proceso, y al mediodía se interrumpió. El órgano electoral dijo que se trataba de “una falla técnica”, pero durante el resto del día no se reanudó el cómputo. Esto llevó a que varios candidatos a juzgadores que iban ganando y que no estaban en los acordeones, se plantaran desde la noche del lunes afuera del OPLE para, con cartulinas en las manos, denunciar el “fraude”. La presidenta del órgano, Marisol Delgadillo Morales, explicó que se trató de “una intermitencia” por tantas consultas. Pero hasta el cierre de esta edición, la interrupción del conteo ya había rebasado las 24 horas. Cuando termine el proceso, nos adelantan, quedarán muchas dudas y muchas suspicacias sobre los comicios. Veremos.
Y ha sido la Sala Especializada del Tribunal Electoral la que ha determinado que el exgobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, sí cometió violencia política en razón de género contra la exdiputada y hoy senadora morenista Juanita Guerra y ha ordenado que, una vez que la sentencia cause ejecutoria, el nombre del exfutbolista sea inscrito por un año y seis meses en el Registro Nacional de Personas Sancionadas en esta materia. En el caso se determinó que Blanco ejerció violencia simbólica y psicológica contra la legisladora, al impedirle el acceso al palco principal para presenciar el desfile conmemorativo del CCXI Aniversario de la Gesta Heroica “Rompimiento del sitio de Cuautla, Morelos”, que se realizó en mayo de 2023. Esto, a pesar de haber sido invitada. Con este antecedente, la defensa que Morena ha procurado en favor del diputado para que no le saquen las tarjetas amarillas puede empezar a pesar hasta convertirse en un lastre. Por lo pronto, al Cuau le sacaron la primera tarjeta roja.
Un nuevo revés desde Palacio Nacional fue el que recibió el presidente municipal de Uruapan, Michoacán, Carlos Manzo, quien entre sus ocurrencias se ha pronunciado contra el Estado de derecho. Resulta que el edil en días pasados hizo un llamado a que los policías municipales usen la fuerza letal contra criminales que, dijo, anden armados, que se resistan a ser detenidos o que agredan a la ciudadanía. “No hay que tener ninguna consideración”, dijo. Y, bueno, pues ya la Presidenta Claudia Sheinbaum comentó que su Gobierno no cree en las ejecuciones extrajudiciales. “Nosotros creemos en el Estado de derecho y en el cumplimiento de la ley y la cero impunidad, pero no creemos en la guerra contra el narco, en eso no”, dijo. Remarcó también que si en algún momento algún elemento policial recibe un ataque, puede hacer uso racional de la fuerza y actuar en defensa propia, “pero la vía no es ejecuciones extrajudiciales; eso, además de que es inmoral, no da resultados”, recalcó. Ahí un nuevo coscorrón.
