HABLANDO DE DERECHOS

Tres niñas asesinadas cada una con un nombre con sueños

Jacqueline L'Hoist Tapia<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Jacqueline L'Hoist Tapia*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

La noticia del feminicidio de unas pequeñas de 11 y 9 años y su madre de 28 años, Margarita, ha sacudido el país y ésta le está dando la vuelta al mundo. Las palabras no alcanzan para describir este hecho tan atroz, tampoco para describir la indignación y la rabia que sentimos como mexicanas, como mujeres y como defensoras de derechos humanos. En estos momentos es importante, como nunca lo ha sido, señalar la gravedad del crimen y no dejarlo hasta ahí, como un simple crimen atroz, sino de señalarlo como el reflejo de una falla sistémica por parte del Estado.

La violencia sólo aumenta. En lo que va del año y de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), se tienen registrados 162 feminicidios en todo el país, mientras que de los homicidios dolosos de mujeres se han registrado 559.

Específicamente, en el estado de Sonora los asesinatos de mujeres han aumentado del año pasado a éste, siendo 36 los casos de mujeres que fueron asesinadas de enero a marzo de 2025. Estos casos se clasificaron como homicidio doloso. Ahora, en cuanto a feminicidios, únicamente se han registrado 4. Estos datos nos dicen lo que el Gobierno no quiere admitir: no se están investigando y clasificando los casos de feminicidio como se debería. No hay razones para celebrar ninguna reducción de los feminicidios, porque existe un subregistro que distorsiona la realidad por la que muchas mujeres y niñas están pasando.

¿Qué acciones está realizando el Estado? Las Alertas de Violencia de Género (AVGM) son inservibles, ya que no se contempla un seguimiento real de la situación de violencia, las intenciones sólo se quedan en el discurso y no se coordinan acciones concretas para erradicar la violencia. Aquí es donde entra la sociedad civil, fueron colectivos de madres buscadoras, Buscadoras por la Paz y las Madres Buscadoras de Sonora los que estuvieron detrás del hallazgo de los cuerpos.

Los daños y consecuencias de la violencia hacia las mujeres también los padecen las familias, las madres buscadoras, los padres, como en este caso, que pierden a sus hijas.

Ignorar un caso así es tolerar lo intolerable. A pesar de que las investigaciones en este caso se encuentran en curso, lo que sabemos hasta ahorita es que este crimen fue cometido por la pareja sentimental de la madre, una persona relacionada con el crimen organizado y el tráfico de drogas. Condenar con palabras no es suficiente en un país donde impera la impunidad, debemos exigir acciones concretas para que nunca más vuelva a ocurrir.

Duele, pero en este país se mata a las niñas y a los niños.

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