Ocho días después de haber sido rescatada entre los escombros de la explosión de una pipa de gas en el Puente de La Concordia, la paloma bautizada como “Esperancita” murió a causa de las severas heridas que sufrió durante el siniestro en Iztapalapa.
La pequeña ave fue localizada el 10 de septiembre por el animalista Luis Martín Amarillas, quien la encontró en estado de agonía, con quemaduras en el plumaje, inflamaciones y daño ocular. Pese a las mínimas posibilidades de supervivencia, el rescatista le brindó atención, alimento y buscó atención veterinaria especializada.
Durante varios días, Esperancita mostró signos de mejoría: comenzó a comer por sí misma y trataba de extender las alas, en un esfuerzo por volver a volar. Estos signos alentaron a quienes seguían su recuperación, que se volvió viral en redes sociales.

Fundación Michou y Mau ofrece ayuda a víctimas de la explosión en Puente de la Concordia, en Iztapalapa
Usuarios compartieron mensajes de apoyo y destacaron el esfuerzo de los rescatistas. Para muchos, la paloma se convirtió en un símbolo de esperanza, al demostrar la resiliencia de la vida.
Aunque se intentó su recuperación, veterinarios señalaron que las quemaduras severas, el daño ocular y las complicaciones derivadas del shock redujeron las posibilidades de que la paloma pudiera sobrevivir.
A pesar de todo esto las lesiones provocadas por la explosión resultaron irreversibles y el pasado 18 de septiembre perdió la vida.
¿Qué pasó con cereza?
Por otro lado, entre las historias de supervivencia que dejó la explosión de una pipa de gas LP en el Puente de La Concordia, en Iztapalapa, destaca la de Cereza, una perrita mestiza que además de luchar por su vida cargaba con cinco cachorros en su vientre.
Tras el estallido que cimbró la zona oriente de la capital, brigadistas y rescatistas localizaron a la perrita en estado crítico: presentaba quemaduras en el lomo y costados, además de signos de desnutrición y anemia. Fue trasladada de inmediato a una clínica veterinaria con apoyo de la organización Huellitas, Amor sin Fronteras.
El diagnóstico fue alarmante: las heridas por el fuego comprometían su recuperación y, al estar embarazada, sus posibilidades de sobrevivir eran aún menores. Ante el riesgo, veterinarios practicaron una cesárea de emergencia para intentar salvar a sus cachorros.
Desde su rescate, Cereza ha sido sometida a al menos tres cirugías: una cesárea y dos intervenciones adicionales para retirar tejido dañado y atender sus quemaduras. A pesar de ello, su pronóstico sigue siendo reservado.
La explosión en Iztapalapa no solo dejó una estela de destrucción y víctimas humanas, también afectó a la fauna urbana que habita en los alrededores. El caso de Esperancita y Cereza solo recuerda la vulnerabilidad de los animales ante este tipo de emergencias y la importancia de incluirlos en protocolos de protección civil.
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MSL

