Si de alguna forma se puede definir el tercer capítulo de la serie Alien Earth, es como un pasaje de transición sumamente introspectivo, pero no por ello menos consistente en fondo y forma, además de interesante y entretenido. Con él nos llega la conclusión del primer encuentro de Wendy y el xenomorfo, que es de lo poco de terror-acción incluido en esta ocasión y cuyo principal acierto es el no mostrar demasiado al monstruo, aludiendo, aunque con menos efectividad, al sugestivo estilo de la película original.
Tras ello tenemos una eventual ganadora del encuentro de intereses entre dos de las corporaciones dominantes en el planeta Tierra, provocado por la brutal irrupción en una de las ciudades por parte de la nave que transportaba criaturas espaciales desconocidas. Y esa no es otra que Prodigy, quien se ha apoderado del peligroso cargamento.
Sin embargo, esto tuvo un costo, dado el daño sufrido por la protagonista que representa uno de sus principales activos. Es con su regreso y con el del equipo de rescate que, a través de tensas secuencias de diálogos medidos enfatizando los trayectos y las miradas, se establece el tono de fatalidad ante el preludio del garrafal error de la compañía, el llevar tan peligroso cargamento al corazón mismo de sus instalaciones.

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También quedan claras las líneas argumentales a recorrer por la serie, y el escenario listo para desarrollarlas. Entre ellas la correspondiente al impredecible proceso interno que inicia Nibs a partir de que hace total conciencia de su condición de androide con mente humana implantada, la de la relación que a la distancia entabla con otro de los chicos híbridos de Prodigy, el ciborg de la corporación rival -cuyo pasado aquí es revelado-, y por supuesto el vínculo que surge entre Wendy y la especie alien tras el primer enfrentamiento.
Por otro lado, los reclamos siguen siendo dos. El primero es el buscar aprovechar la edad mental adolescente que tienen los híbridos, pese a poseer cuerpos de adultos, en situaciones que se pretenden simpáticas y en realidad no lo son. La otra es que la agobiante sensación de peligro que provoca la simple presencia del xenomorfo, y que siempre ha distinguido la saga, aquí vuelve a mantenerse al mínimo con breves espasmos en los que se cuela uno que otro escurrimiento de fluidos, habrá que esperar aún para que vaya cobrando fuerza y veamos cómo será encausada.
Por lo pronto, el relato avanza con suficiente solidez, minucioso al elaborar los personajes, y en esta ocasión abriendo y cerrando con dos significativas tomas en cenital, una de ellas acompasada por los acordes de la más que conveniente épica sombría "Wherever I May Roam" de Metallica. “Me adapto a lo desconocido…bajo las estrellas errantes he crecido”, dice en una promesa del horror cósmico que supuestamente se avecina y que esperamos responda a las expectativas. Alien Earth está en curso y cada semana se puede ver un episodio nuevo en la plataforma de Disney+.

